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A 40 años de la partida de Lezama Lima

José Lezama Lima, escritor cubano (La Habana 1910-1976). Foto de Archivo.

Fue hijo de un coronel del ejército, pero lo que no sabía es que nació para ser padre literario de varias generaciones. José Lezama Lima murió un 9 de agosto de 1976 y dejó una amplia obra en la que tocó la crítica literaria, la poesía y la narrativa (cuento y novela).

José Lezama Lima, escritor cubano (La Habana 1910-1976). Foto de Archivo.
José Lezama Lima, escritor cubano (La Habana 1910-1976). Foto de Archivo.

‘El gordo’ Lezama Lima, tal como se referían a él, sigue siendo un problema político para el régimen de la isla, porque la resonada promoción post mortem no compensará nunca el aislamiento que le obligaron a vivir durante los últimos diez años de su vida.

Con la novela Paradiso y el poemario póstumo Fragmentos a su imán, abrió surcos en el canon literario de ambos géneros. Los gigantes Julio Cortázar y Octavio Paz extendieron ambas obras y en grandes textos de presentación expresaron la admiración ante quien había creado una base diferente.

Toda literatura cuenta con precursores, quienes hacen la labor de arar con sus acciones de vida el campo fértil para sembrar una ‘gran casa literaria’, Cuba los tuvo en Villaverde y Martí; en Casal y la Avellaneda. Lezama fue una especie de curador de esta casa en la que entramos hoy para leer un país. La gran referencia narrativa cubana está compuesto por tres novelas fundamentales: Carpentier, El reino de este mundo; Cabrera Infante, Tres tristes tigres y Lezama con Paradiso.

Su obra poética es cálida y hermética, hecha a base de insinuaciones y de un sonsacamiento a las oscuras libertades de la sabiduría. El hermetismo que expuso, e incluso del que mal lo señalaron en repetidas oportunidades, queda atrás en Fragmentos…:

“Me voy reduciendo,

soy un punto que desaparece y vuelve

quedo entero en el tokonoma.

Me hago invisible

y en el reverso recobro mi cuerpo

nadando en una playa,

rodeado de bachilleres con estandartes de nieve,

de matemáticos y de jugadores de pelota

describiendo un helado de mamey. (El Pabellón del Vacío).”

Lezama murió en soledad, a espaldas de aquellos de intelectuales que le atacaron cuando la epopeya castrista se erigió bajo la promesa de una época nueva y pulidora de todo aquello que representaba el antiguo gobierno, y decidió eliminar los vestigios burgueses de la República. En 1959 fue la sepultura de Lezama y, con él,  de una república letrada.

Con información de martinoticias.com.

Written by Edu Ascanio

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