De nuevo los cubanos son sometidos a una especia de “prueba de sobrevivencia” para ganarse su libertad. Esta vez, Panamá aplica una política denominada “Pies afuera/Pies adentro“, que está enmarcada en el operativo “flujo controlado” que inició el presidente de ese país Juan Carlos Varela.
Pese a que la frontera de Panamá está cerrada desde mayo, el mandatario aseguró que aquellos migrantes que logren atravesar el tapón del Darién, contarán con asistencia por parte de las autoridades panameñas para que logren seguir su camino hacia los Estados Unidos.
“Panamá no va a permitir que nadie que haya cruzado hacia nuestro país muera en nuestra tierra, este es un país de gente buena”
Por otro lado, un vocero del Servicio Nacional de Fronteras, SENAFRONT, informó se están realizando verificaciones de huellas dactilares y salud a los que van llegando.
“Lo que hay es un corredor humanitario, pero no hay frontera abierta”, dijo, y precisó que el 80% de los migrantes que se mantienen actualmente en Darién son haitianos.
Se espera sin embargo un incremento en el flujo de cubanos procedentes de la población colombiana de Turbo donde se congregaron unos 1.800 después del cierre de la frontera panameña.
Migración Colombia informó el lunes que 1.350 de ellos se han acogido a la deportación voluntaria, que les da cinco días para salir del país por sus medios. La alternativa era la deportación obligatoria, a Cuba o al país de donde llegaron.
Informes de prensa señalan que la mayoría se está dirigiendo por mar a Capurganá (Chocó), en la antesala de la selva que separa a ambos países, para intentar ingresar por allí al país istmeño.
El anuncio del mandatario panameño coincide con un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua que informa que varios organismos del gobierno están coordinando esfuerzos para garantizar un tránsito “ordenado y seguro” de los migrantes irregulares por su territorio.
Con información de Martí Noticias
