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Cárcel de Guantánamo: ¿Reclusos sin destino?

Guantánamo/ Foto: Archivo
El presidente de EE.UU., Barack Obama, quiere cerrar la prisión, pero nunca habló de devolver Guantánamo a Cuba|EFE
El presidente de EE.UU., Barack Obama, quiere cerrar la prisión, pero nunca habló de devolver Guantánamo a Cuba|EFE

Este lunes (15.8.2016), el Ministerio de Defensa estadounidense anunció que los Emiratos Árabes Unidos recibirían a quince reclusos. Pero, ¿qué será de los más de cuarenta restantes? Aunque el plan de Obama es transferirlos a diferentes prisiones del territorio estadounidense continental y clausurar el centro ubicado en el extremo oriental de Cuba, sus opositores, que dominan el Congreso, se niegan a apoyar ambas mociones, esgrimiendo, entre otros argumentos, el peligro que estos presos representarían para la seguridad nacional.

El derecho a abandonar Guantánamo sólo se le concede a aquellos que, tras una investigación exhaustiva, son catalogados como inofensivos por las autoridades a cargo de la seguridad estadounidense. Generalmente, éstos son puestos en libertad en su país de origen o en otro Estado; a algunos se les continúa vigilando, o se les somete a terapias de rehabilitación, o se les impone restricciones de viaje después de salir de Guantánamo. El cinco por ciento de los hombres liberados hasta ahora ha vuelto a participar en actividades extremistas.

Y se estima que el ocho por ciento de quienes han salido del centro de detención se involucra nuevamente en proyectos de índole terrorista. Pero eso deja libre de sospecha al restante 87 por ciento. Y en el afán de las potencias occidentales por ponerle coto a grupos terroristas como Al Qaeda se cometieron errores que siguen pesando sobre muchas vidas. Como muestra, el caso sonado del alemán Murat Kurnaz, quien pasó cuatro años y medio en Guantánamo pese a ser inocente de los cargos elevados en su contra.

Los investigadores determinaron que Kurnaz no tenía nada que ver con las actividades terroristas que se le atribuyeron y autorizaron su salida de Guantánamo en 2002, pero tanto la cancillería como el Ministerio de Exteriores de Alemania se negaron a recibirlo. Fue apenas en 2006 cuando Kurnaz pudo regresar a Alemania y contar los tratos crueles a los que fue sometido durante su injustificado presidio. Él fue uno de los tres reclusos de Guantánamo que el Gobierno germano acogió, alegando que ese era su aporte humanitario contra el campo de detención que Berlín siempre había criticado.

Publicado originalmente en DW

Written by John Márquez

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