La meta de cualquier deportista que compite en los Juegos Olímpicos es ganar medalla ¡y más si es la de oro! sin embargo, este deseo no resta valor a los otros galardones, una medalla olímpica siempre será bienvenida, sea de plata o de bronce. Pero en Corea del Norte, al parecer, este criterio no es muy convincente.
El régimen de Corea del Norte es muy diferente al del resto de los países del mundo, en aquella tierra es casi una obligación, un deber, un comportamiento inobjetable, rendir honor al Presidente Kim Jong-Un.
Esto lo sabe muy bien el levantador de peso norcoreno Om Yun Chol, quien ganó el oro olímpico en 2012 y de inmediato le manifestó su gratitud al dictador Kim Jong-Un, y al padre de éste, Kim Jong-Il.
Sin embargo, considerando que la realidad es cambiante, en esta oportunidad Om sólo tuvo que solicitar el perdón de Kim ¿razones? no pudo llevarse a tierra norcoreana la medalla de oro de los JO 2016, en su defecto, sólo podrá presentarse con la medalla de plata ganada en esta gesta deportiva.
Según el diario Huffingtonpost, Om aseguró “Va a ser mi inspiración siempre y lo siento por no haber sido capaz de dar una medalla de oro”, así lo dijo, apenado, en referencia a Kim Jong-il, que murió en diciembre de 2011.
