La leyenda cubana del salto de altura, cuyo récord mundial (2,45 metros) se mantiene vigente desde hace 23 años, dialoga a fondo con El Deportivo. Habla de su carrera deportiva (oro en Barcelona 92 y plata en Sydney 2000), del dopaje, de su relación con Fidel Castro y de su visita a Chile en septiembre.
Es imposible no reconocer a Javier Sotomayor. Su metro y 96 centímetros no pasa desapercibido. La leyenda cubana, que hoy desarrolla labores como comentarista, llega puntual a la cita con El Deportivo en el Parque Olímpico y acepta un imperdible diálogo, donde no se guarda nada y repasa su trayectoria en la que estableció el récord mundial de salto en altura de 2,45 metros, que se mantiene vigente desde el 27 de julio de 1993. La tibia noche en Río y una sencilla banquita de pícnic son el escenario perfecto para desarrollar una amena conversación.
¿Cómo se siente regresando al ambiente olímpico?
Me siento bien. Es la segunda ocasión que tengo, fuera de ser atleta, en que he venido a una Olimpiada. Aunque uno de cualquier manera siempre lo disfruta.
¿Por qué cree que nadie ha podido romper su récord?
La respuesta exacta no la tengo. Cuando me hacen esa pregunta, sólo digo que yo agradezco haber vivido la mejor época del salto de altura en el mundo, donde había grandes saltadores, buenos resultados… Yo tuve el objetivo de ser el mejor del mundo a los 16 años. El propósito era ése. Y, para lograrlo, tenía que saltar más que mis contrarios y mis contrarios tenían récord en pista cubierta y al aire libre. Y cada uno de ellos saltaba 2,42 metros. Entonces, fue necesario saltar 2,43 para establecer una nueva marca mundial y ser mejor que ellos.
¿Se considera el mejor saltador de la historia?
Muchos lo dicen.
Pero con la mano en el corazón, ¿se considera el mejor?
Creo que sí. Sin faltar a la modestia, he tenido grandes resultados. He tenido récords mundiales en todas las categorías: juveniles, mayores; al aire libre y bajo techo; he tenido muchas medallas mundiales y en Juegos Olímpicos. Creo que no me ha faltado nada en mi historial deportivo.
¿Cómo evalúa su carrera?
Bien. Ahora, después de retirado, estoy contento y orgulloso de todo lo que hice. En el momento en que saltaba, me quedé con el sinsabor de haber querido más. Aquellas medallas que fueron de plata y bronce quise que hubieran sido de oro. No me sentía satisfecho en ese momento, pero después de retirado sí.
¿El atletismo de ahora es distinto al de su época?
Cada momento tiene su etapa. Hay momentos diferentes. En los años 80 había algunos corredores que lo hacían bien; algunos lanzadores, igualmente. Luego, en los años 90, muchos saltadores lo hicimos bien: en longitud, triple, altura y pértiga. Hoy hay otros eventos como los 100 metros, las carreras de media distancia y distancias largas donde también hay atletas que lo hacen bien. Pero siempre hay alguna disciplina dentro del atletismo en la que hay seguidores y siempre va a estar haciéndose algún récord del mundo.
¿Qué atleta le llama la atención?
Hoy en día es el que nos llama la atención a todos. O a casi todos: Usain Bolt. Pero sin quitarles méritos a otros que lo hacen bien.
¿Considera a Bolt el mejor de todos los tiempos?
Dentro del atletismo, sí. Hay otros que han sido tan buenos como él. Es el caso de Carl Lewis con sus nueve medallas.
En breve visitará Chile, ¿no?
Lo más seguro. Las intenciones son esas, ir el 24 de septiembre.
Cerca de las fiestas patrias…
Por eso es que se retrasó el viaje.
¿Cuál es el motivo de su visita?
Voy a dar unas pláticas a entrenadores y a atletas, pero más que todo a entrenadores que se dediquen al atletismo.
¿Qué recuerda del atletismo chileno?
Hace mucho tiempo, ahora se me olvidó su nombre, había un lanzador de peso…
¿Gert Weil?
Exacto. Gert Weil, que está casado con Ximena Restrepo. Hicimos equipo de América para las copas del mundo y coincidimos en muchísimos lugares.
¿Qué se siente ser el deportista más importante de Cuba?
Yo me siento bien en Cuba y muy reconocido por muchos aficionados al deporte. Y creo que eso es lo que me hace añorar a mi país, además de mi familia, que es lo más grande que tengo.
¿Pero usted está radicado en Cuba?
Paso mucho tiempo viajando, pero radico en Cuba.
¿Qué dice de los deportistas que se van de Cuba por diferencias políticas?
Yo creo que muchos deportistas han decidido tomar otro camino. No me atrevo a decir el cien por ciento, pero un 98 o 99 por ciento no creo que lo hicieran por diferencias con el gobierno. Fue otro nivel y más que todo por cuestiones económicas. Donde más se ve eso es en el béisbol. Hable con ésos si es que hay diferencias con el gobierno. Yo les pregunto si les ofrecen 50 o 60 millones, a ver qué decisión tomarían.
¿Qué le parece el restablecimiento de las relaciones con Estados Unidos?
Es positivo para ambos pueblos. De momento, todos estamos contentos con eso, pero no han sucedido pasos grandes. Hay cosas que se han prometido y no se han cumplido y faltará mucho tiempo para que se cumplan.
Quizás falta recomponer las confianzas.
Más que todo, para el restablecimiento de las relaciones, lo primero que hace falta es que se quite el embargo.
Estuvo de cumpleaños Fidel Castro…
Sí. ¡90 años!
¿Y lo pudo saludar?
Es bien difícil desde acá, pero antes de partir para acá se les hizo una entrevista a 13 figuras de diferentes ámbitos de Cuba. Las 13 iban a salir cada día de agosto y yo fui uno de esos 13.
¿Sobre qué trataban?
Eran entrevistas para contar anécdotas sobre el Comandante, hablar de él y felicitarlo de paso.
¿Qué le parece el tema del dopaje en el atletismo?
Ha empañado un poco el deporte, no ha sido beneficioso para nada. Hoy en día están bajo tela de juicio muchos récords de la actualidad y otros que se hicieron en el pasado. Pero se está trabajando arduamente para tratar que, de forma general, cada uno ponga de su parte y gane en las competencias: quien mejor se haya preparado, el que más talento, disciplina y voluntad tenga y, por supuesto, el que lo haga mejor.
¿Qué le pareció la marginación de los atletas rusos?
Es una respuesta difícil. Por una parte, han sido muchos los rusos involucrados y apoyados por algunas personas de la Federación. Y, por otra parte, pensando por ejemplo en el caso más mediático, como el de la Isinbayeva, una atleta que siempre ha competido limpia, una atleta que tuvo a su criatura y sólo se preparó después de eso para venir a esta competencia, y que se le impida estar aquí… Si yo fuera ella, estaría bien molesto.
¿Lo cree injusto?
Exacto.
Hacia el final de su carrera a usted lo acusaron y lo sancionaron…
Acusaciones, en mi caso hubo. A aquel que tenga duda, yo sólo le digo que a los 16 años saltaba 2,33; salté en 24 ocasiones 2,40 y 2,30 en casi 300 ocasiones y estuve desde los 16 hasta los 34 entre los mejores del mundo. Si hubiera tomado algo para saltar, con toda seguridad habría salido. Y lo que se me acusó fue con una cosa que no es prudente para el ejercicio físico.
¿Cómo le gustaría que lo recordaran?
Como un atleta que siempre se entregó, que dio lo mejor tratando siempre de superarse y hacer lo mejor posible y regalarle a mi pueblo, Cuba, y a todos los aficionados del mundo, los triunfos y récords que hice.
Publicado en La tercera
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