Las clases iniciaron en La Habana, pero el régimen no se tomó la molestia de resolver la grave crisis de maestros que padecen varias escuelas en la capital. Decenas de profesionales, que se negaron a impartir el adoctrinamiento socialista, dejaron sus puestos de trabajo, obligando a las autoridades de educación de Cuba a resolver de cualquier manera.
Por tal razón, profesores de alto rango, estudiantes de tercer año de educación y hasta los directores de las escuelas, son obligados a impartir clases en las escuelas con mayor déficit de maestros para minimizar el impacto en los niños.
“Más de dos mil jubilados han dado su disposición de incorporarse a las aulas con mayor presencia en primaria básica y secundaria”, dijo Yanet Hernández, directora de Educación en La Habana.
Pero está iniciativa no solo se extiende para aquellas personas que estudian o dan clases. Personas que quizás no posean experiencia en esa área, también podrían prestar sus servicios para enseñar a los niños y jóvenes cubanos.
“La escuela que puede funcionar con directores y sub-directores pueden pasar a las aulas”, dice la funcionaria
Por otro lado, para el opositor cubano José Daniel Ferrer, estos alarmantes niveles de deserción se deben a los sueldos mediocres que reciben los maestros y al precario ambiente en el que deben impartir sus clases.
“Primero le pagan salarios de misera, que apenas le alcanzan para sobrevivir en una nación donde la vida es más cara. Aparte hay bastante inconformidad por la mala calidad de la educación en Cuba”
A juicio del líder de la UNPACU, esta medida desesperada por parte del régimen no solucionará la crisis.
“No lo van a resolver porque van a seguir maestros y profesores yéndose a otros sectores como el turismo o el cuentapropismo al no optar con mejoras en su calidad de vida”
