El cubano de “a pie”, el cubano que no tiene familiares en el exterior y, por ende, no recibe remesas como ingreso extra al que trabaja, tiene que hacer “maravillas” para poder subsistir.
Las remesas son ese rayo de luz en el túnel para las familias cubanas que tienen la dicha de recibirlas. Los cubanos que no las reciben, afirman que transcurridos cuatro días luego de haber cobrado el salario ya no cuentan con los recursos más allá de los necesarios para pagar los servicios.
Es en ese instante en el que entran en el juego de subsistencia las actividades adicionales: Lavar ropa o vender alimentos que es uno de los más empleados y que, para aquellos quienes lo hacen, representa su verdadero sustento.