Luis Manuel Otero y Yanelis Núñez Leyva, una pareja de La Habana, consideraron que tras el deshielo de las relaciones bilaterales entre EEUU y Cuba,  era el momento propicio de redefinir lo que significa ser un disidente en la Mayor de Las Antillas.

En Cuba, el término “Disidente”, está asociado con quienes piensan distintos al Gobierno, con quienes proponen otro modelo de desarrollo para el país. Los que son calificados con este término en la Isla suelen sentir diversas discriminaciones en carne propia que van, desde ser rechazados del ejercicio laboral público hasta padecer detenciones arbitrarias y violencia física y psicológica de todo tipo.

Un emprendimiento innovador

Para contribuir a la resignificación del término ‘Disidente’ en Cuba, Luis Manuel Otero y Yanelis Núñez Leyva, decidieron emprender un proyecto. Han creado la página web ‘Museo de la Disidencia en Cuba’. El sitio muestra a las personas opositoras al régimen político cubano durante toda su trayectoria histórica.

La galería muestra al actual presidente Raúl Castro y a su hermano Fidel, una clase política que probablemente sea reemplazada en alguna oportunidad.

Otero, quien es escultor, ya había tocado los límites la libertad de expresión con su trabajo artístico. Distinto al caso de Núñez, porque cuando lanzaron la página en abril, ella trabajaba como escritora para una revista publicada por el Ministerio de Cultura en Cuba.

En una entrevista sobre la importancia de esta iniciativa, Núñez declaró:

Intentamos desmontar el significado peyorativo que tiene la palabra disidente en Cuba. Pretende ser un espacio de diálogo

Para el momento, Núñez, sostenida en la esperanza de que el miedo y la autocensura habían disminuido, creía que sus jefes inmediatos dejarían pasar la innovadora idea. Finalmente, la página no está vinculada con los grupos disidentes ni desafía directamente a las políticas gubernamentales.

Consecuencias y secuelas

A fines de mayo quedó claro que Núñez tendría problemas. Después de reunirse con el vicepresidente de cultura, su jefe le dijo que le convenía renunciar debido a su participación en este proyecto.

De seguida, ella se rehusó. Seguidamente, le dijeron que se tomara dos semanas de vacaciones. Antes de que su permiso se terminara fue suspendida sin pago durante un mes, a la espera de los resultados de una investigación que buscaba determinar si, durante su horario de trabajo, ella visitó sitios web que no eran relevantes para sus labores profesionales.

Fue despedida el primero de julio. Muchos empleados del Estado cubano que han tenido pleitos similares con el gobierno han elegido irse discretamente. Esto no ocurrió con Núñez, quien decidió impugnar la decisión.

Núñez explicó:

Aunque no gane, de alguna manera, yo pienso que hay que luchar. Lo que se vende es que aquí se respeta la libertad de expresión. Lo que estoy haciendo puede ser presión para que ellos cumplan las leyes

A la espera…

Luisa Campuzano, editora de ‘Revolución y Cultura’, la revista en la que trabajaba Núñez, no ha querido hacer comentarios sobre el despido. En breve conversación telefónica, Campuzano expresó:

Es algo de lo que no vale la pena hablar

Hasta la fecha, un órgano de justicia laboral cubano, rechazó la impugnación del despido que interpuso Núñez.

Ahora está apelando el caso ante un tribunal municipal, con la esperanza de que le asignen un juez dispuesto a desafiar el sistema y declaró:

El propósito del museo es noble. Con esa nobleza estamos seguros de que no podemos tener miedo