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Nicolás Águila: Los mejores van a Argelia

Nicolás Águila: Los mejores van a Argelia

Atrás habían quedado los jingles de la infancia. Ya eran historia antigua el ”un dos tres de pasta Gravi”, el ”café Pilón, sabroso hasta el último bchito” y el ”Jupiña de pura piña, elaborada a base de piña” que intercalaban en los programas radiales. A la altura de 1964 hacía rato que no sonaba el taca-taca-taca de los ‘tacacillos’ Taca. Solo se oía a todas horas y en todas las emisoras, de manera obsesiva, una marcha hierática y un tanto fatalista: ‘Los mejores van a Argelia’.

Tal parecía que el destino de Cuba dependía de que al IX Festival Mundial de la Juventud de 1965 asistiera un grupo de jóvenes cubanos seleccionados por su fervor revolucionario y su probada lealtad al régimen. En mi pueblo, sin ir más lejos, había una muchacha que se mostraba exultante —no le cabía el consabido garbanzo— por haber sido seleccionada para participar en el Festival que se celebraría en Argelia. A tal punto que empezaron a decirle la compañerita Argelia y así la siguieron nombrando hasta donde tengo noticias del caso.

La pobre, tremendo chasco que se llevó. Quedó compuesta y sin novio. Y con las ganas de estrenar algunas frasecitas en árabe que ya se había aprendido, especialmente el divertido saludo ‘salam aleikum’, que ella pronunciaba como ‘sala malecón’.

Pero qué dolor, qué dolor, qué pena. El verano argelino se anunciaba caliente en 1965. El 19 de junio de ese año un grupo de coroneles al mando de Houari Boumedienne da un golpe de Estado. Deponen y encarcelan al presidente Ahmed Ben Bella sin que la inteligencia cubana tuviese la menor idea del complot. Fue un golpe palaciego, por lo demás incruento, pero en La Habana se sintió con fuerza la onda expansiva.

Los relinchos del Caballo fueron históricos. Qué cabreo, madre mía. Anunció muy enojado que la delegación cubana no iría a Argelia bajo ningún concepto. Y total, si en definitiva el IX Festival fue suspendido por la tensa situación en ese país, obviamente nada propicia para un evento de ese tipo.

Algunos le achacaron la sobreactuación airada de Castro a la información sesgada que envió Jorge ‘Papito’ Serguera, quien fungía a la sazón como embajador en Argelia y luego asumiría la tarea de acabar de destruir el ICR. Solo que a Fidel Castro, para ser grosero y ofensivo, ni falta que hacía darle cranque, porque es algo que va con su naturaleza. Les dijo horrores a los golpistas, emprendiéndola sobre todo con Abdelaziz Buteflika, un coronel de menos de 30 años, a quien él consideraba el ideólogo del golpe. Mas no crean que lo llamaba por su nombre exacto. Fingiendo que se equivocaba, le decía ‘Butterfly’, que es mariposa en inglés y tiene otras claras connotaciones. Vaya, que lo tildaba de maricón.

Y mire usted lo que son las cosas del querer. Cincuenta y un años después de ser llamado ‘Butterfly’ por el numeretero en jefe, es el mismo Buteflika, hoy presidente de Argelia, quien les va a tirar un cable a los Castro mandándoles este año dos envíos considerables de petróleo. Yo estoy por pensar que se merece, y bien, el apodo de ‘Mariposón’

Nicolás Águila

Written by nicolas

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