Desde julio de 2015 cuando se inauguraron los 35 primeros puntos wifi en Cuba de la mano del monopolio estatal de la telecomunicaciones de Cuba ETECSA, se volvió común el espectáculo. “Wifi de contén” le dijeron. Lo mismo en calles, esquinas, jardines, plazas o parques, comenzaron a hacinarse cubanos con sus teléfonos móviles o computadoras portátiles, reunidos por la ansiada conectividad. Más de un año después, con 200 puntos habilitados, el panorama es el mismo.
“A la intemperie, a merced del clima, con inseguridad, sin privacidad…”, enumera Luis Ramírez, diseñador cubano que junto a su colega Michel Aguilar ha concebido un “Sistema modular de mobiliario urbano para las zonas wifi en Cuba” o Parawifi, como lo nombraron.
Para hacer este diseño Luis y Michel fueron a observar estas dinámicas y sus condiciones. “Sentimos el rigor del sol y de la lluvia”, dicen.
Ramírez añade que las condiciones irregulares también propician ilegalidad. “Reventa de tarjetas, alquiler de espacios, operación de interfaces… Además, se interfiere con otras funciones de esos espacios públicos”.
Parawifi ha sido seleccionado para participar en la primera Bienal de Diseño de Londres, que se celebra entre el 7 y el 27 de septiembre, y que además de Cuba solo tiene representación de tres países de la región. El tema del certamen es la utopía en el diseño.
“Lo hicimos pensando en cómo resolver ese problema en Cuba, y parece que se acercó tanto a la realidad que podría dejar de ser utópico en algún momento, realizarse”, dice Luis.
De hecho, en Santiago de Cuba ya se han interesado por la idea. La presidencia de la fundación Caguayo y Lázaro Expósito, primer secretario del Partido Comunista en esa provincia, están “considerando colocarlo en el reparto Versalles, que quieren convertir en una ciudad tecnológica”, cuenta Michel a OnCuba.
Expósito organizó encuentros con las tres industrias que participarían en la construcción de estos prototipos. “La militar, para ver lo de la fibra de vidrio, la planta donde se hacen y ensamblan los paneles solares, y vimos a los responsables de informática en Santiago”, detalla.
Su colega explica que en este momento están concetrados en la Bienal de Londres “pero volveremos a Santiago”. Adelantaron que el ministro de Comunicaciones también se comunicó con ellos, “vio el proyecto y le gustó”.
Una cajita de estar
Parawifi no es más que un conjunto de módulos de 1.80 metros de largo, ancho y profundidad, con capacidad para cuatro personas los que se ubiquen en la parte baja, y dos en la parte superior.
“Queremos reunir la mayor cantidad de personas en el menor espacio y en condiciones de comodidad, por eso existe la solución de superponer módulos. Son espacios muy abiertos, con cierta privacidad, pero también hay comunicación entre las personas. Podríamos acoger a 200 en 14 x 14 metros”, precisan.
En su concepción ideal, Parawifi se fabricaría con un plástico biodegradable, pero en Cuba se han ajustado a la fibra de vidrio. Están diseñados para usar energía solar con paneles fotovoltaicos que alimenten unos ventiladores de bajo consumo, iluminación led y conexiones eléctricas de corriente alterna para conectar los dispositivos. Además, dispondrían de conexiones USB con transformador.
“Cada uno de esos elementos vendría a solucionar problemas que hoy existen”, insiste Luis.
Incluyeron módulos especiales para minusválidos, “con acceso fácil, un espacio para poner sus accesorios… También una especie de dispensadores donde pueda comprarse bebida, merienda o incluso las tarjetas para la navegación”.
Una de sus ventajas fundamentales es la posibilidad de ajustarlos al espacio disponible. ¿Dónde? En espacios en desuso, lejos de la circulación peatonal, explanadas, solares, zonas verdes… “Las alternativas son infinitas”, comenta Luis.
¿Realizable?
Hasta ahora no está claro cuánto costaría la construcción de un módulo de Parawifi. Uno de los objetivos del viaje a Santiago de Cuba fue entregar los proyectos ejecutivos para que allí se valore.
“Pensamos que la variante de fibra de vidrio quizás pueda ser un poco costosa, pero depende del interés y la cantidad que se haga; también la demanda determina”, dice Luis. Ambos aseguran que en todo caso se trataría de un producto duradero con la ventaja de que se puede desmontar en cualquier momento y cambiarse de lugar.
Luis explica que saben que no se trata de la solución al problema, “pero es la solución temporal ideal”.
Ambos han recibido muchos comentarios. Michel cuenta: “Nos han preguntado si se cobrará. No lo sabemos, pero no lo concebimos así. Nos han dicho que tendrá que tener personas custodiando… Eso tampoco lo sabemos. Lo cierto es que lo mejor sería no necesitarlo y que la gente lo cuidara”.
Nuestra redacción recibió esta mañana imágenes del stand cubano desde la Bienal de Diseño de Londres, donde Luis Ramírez y Michel Aguilar presentan Parawifi: