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Motín y lucha entre narcos en dos cárceles de Brasil: al menos 33 muertos

Angustia. Un video de familiares de los presos del penal de Boa Vista, en Roraima, que buscan saber qué pasó con sus seres queridos. /AFP

Según dicen los teóricos, cuando el Estado pierde el control del ejercicio legitimo de la violencia, la desidia y barbarie reinan.Todo en un claro ambiente fuera del orden institucional. Una estampilla de esta premisa acaba de ocurrir en Boa Vista, la capital de Roraima, un estado provincial brasileño limitrofe con Venezuela. En horas de la tarde del domingo en esta cárcel muy al norte de Brasil, 25 presos perdieron la vida a causa de degollamiento, quemados vivos, cuchilladas o disparos.

Las imágenes de cuerpos, a su suerte entre escombros en el piso de un pabellón, son la clara muestra de que algo anda mal. Un policial del Batallón de Operaciones Especiales (BOPE) afirmó que había más de veinte victimas fatales entre los cuales: “A siete les cortaron la cabeza y a otros 6 los apilaron y prendieron fuego”, agregó

“Lo que hubo aquí fue un reflejo de lo que está ocurriendo en todo el país. Las órdenes para matar vienen de Río de Janeiro”

Así argumentó su postura el secretario provincial de justicia Uziel de Castro. Según el lado oficial de la historia, este aterrador caítulo inició por una disputa entre las dos grandes mafias del narcotráfico que encabezan el comercio de drogas en Brasil: el Comando Vermelho (CV) y el Primer Comando de la Capital (PCC). Seguidamente, Castro continuó:

“Fue una determinación nacional. Estas bandas se acaban de declarar la guerra. Y esa ruptura se va a expresar en todo el país ya que tanto el Comando Vermelho como el PCC están ramificados”

La ruptura de la tregua puede tener fuertes efectos para el país en términos de seguridad, en especial en Río de Janeiro, capital en la que luego del final de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, a finales de septiembre, se registró un aumento en los hechos violentos.

Los testigos informaron que al estallar el motín no había carceleros para detenerlo.

“Eran las tres de la tarde y me encontraba sentada junto a mi esposo Leandro. De pronto se escuchó un gran barullo y él salió corriendo, muy asustado. Cuando intentó volver a la celda, varios hombres se tiraron sobre él y lo acuchillaron. Empecé a gritar desesperada, pero no había policías para ayudar. Rogué que no lo mataran, pero un preso me dijo: tu marido ya se fue al infierno”.

Mientras que por la madrugada de este lunes, otro episodio de muerte se registró en un presidio de Porto Velho, capital de Rondonia al oeste del país. En el “enfrentamiento” entre las mafias rivales, 8 reos perdieron la vida “asfixiados” a causa del humo del incendio en el recinto.

Según el sindicato de Agentes Penitenciarios de Roraima, “los asesinatos fueron una orden nacional. Los presos del PCC entraron en el pabellón de los del Comando Vermelho para matarlos. Nos solidarizamos con los familiares y no queremos muertes: pero todo escapa de nuestro control”.

Según la institución, “no disponemos de los medios necesarios y ni tenemos efectivos, armas y equipos, suficientes para realizar la vigilancia de los 1.400 presos que están en esta cárcel”. Las instalaciones, antiguas y desgastadas de la penitenciaría, alcanzan apenas para contener la mitad: 740.

Hasta la tarde de ayer, los cuerpos policiales no habían conseguido entrar en todas las alas de la prisión. Se lo impidieron los jefes de cada pabellón. Los cuerpos, mutilados y carbonizados, sólo podrán ser identificados por medio de exámenes de ADN, lo que puede exigir demasiado tiempo y recursos materiales.

Con información de Clarín

Written by Edu Ascanio

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