Y decía Raúl que los cubanos “tenían que apretarse el cinturón”. El régimen decidió volver a “poner en cintura” a quienes creían – viviendo de ilusiones- que con dictadores se puede negociar.
En un país donde abogar por los derechos humanos fundamentales se tilda de ‘injerencia’ quienes apostaron al emprendimiento de los cubanos, al trabajo honrado y digno, se toparon con el gran muro de contención al éxito: el régimen de Castro.
Ante el creciente auge de los cuentapropistas cubanos, respaldados algunos por familiares en el extranjero, en medio de la nostalgia y la esperanza en el proceso de apertura, el régimen cubano muestra su verdadero rostro. Ese que todos los cubanos conocen, signado por la trampa y la corrupción.
No habrán más paladares cubanos y los que lograron levantarse que se salven como puedan. Esa es la más reciente resolución de los hermanos Castro y su régimen militar que ha hecho del turismo de la isla un negocio multimillonario, de donde el pueblo cubano no ha visto ni el diezmo.
Conversando con empresarios de trayectoria, ilustrados sobre esta noticia venidera, la respuesta es contundente: “La guerra en contra de los paladares en Cuba es un tiro de gracia a la inversión extranjera.“
Sí, un tiro certero que no apunta a debilitar sino a aniquilar de manera instantánea a ese enemigo letal que es para el castrocomunismo, todo aquél que con su talento intente ser su competencia. El éxito es el nuevo enemigo a combatir y los paladares están en su mejor momento.
El régimen de Castro no tolera la competencia
Al fin y al cabo para el mal llamado “socialismo” el pueblo debe vivir pisado por la miseria, la falta de oportunidades y bailando al compás que sus desgobiernos lo decidan.
Quien dice mentiras, dice dos, dice tres y dice más. El régimen viene observando la caída estrepitosa de Venezuela, su principal aliado. Ya no hay tanto petróleo para regalar.
Aún con buques llenos de “ayuda humanitaria” los Castro no pueden paliar la crisis de una isla recientemente golpeada por un ciclón poderoso, a pesar de que el ciclón más duro que ha golpeado a Cuba llegó hace casi 60 años.
¿Y ahora qué?
La gran pregunta que vuelve a aparecer. ¿Necesita el mundo ver más maldad de los Castro? Aún no pagan toda la mora que tienen con los empresarios estadounidenses producto de la nacionalización de industrias en la isla. ¿Continuará la Unión Europea negociando con el régimen cuando no hay seguridad jurídica?
En Cuba, nadie tiene nada garantizado a excepción de los Castro. El castrocomunismo ha resuelto asegurar a su generación – moribunda- y a la siguiente, y a la siguiente. Pero mientras la juventud cubana – no la engañada que publica Granma- continúa lanzándose al mar de del exilio.
De la cercanía de Obama con Cuba, rescatamos la realidad: solo el pueblo cubano podrá decidir su destino más sin embargo, el mundo debe dejar de empoderar al tirano que con dinero y poder continuará pisando los sueños de los hijos de la tierra de Martí.