En la década de 1960 Venezuela tenía un PIB per cápita relativamente cercano al de Noruega. Gracias a sus abundantes materias primas, tanto el país latinoamericano como la república nórdica miraban al futuro con importantes perspectivas de desarrollo y progreso.
Sin embargo, la evolución de ambos países desde entonces hasta hoy no ha podido ser más divergente. Mientras Noruega se ha convertido en uno de los lugares más ricos del mundo, Venezuela ha experimentado décadas de estancamiento que han precedido a la implosión socioeconómica de los últimos años.
Una de las claves que explica el desplome de Venezuela es la falta de oportunidades que ha generado un modelo económico basado históricamente en el intervencionismo y el dirigismo estatal. Desde Rómulo Betancourt hasta Nicolás Maduro, pasando por Carlos Andrés Pérez y Hugo Chávez, los líderes de la Venezuela contemporánea es la de un Estado controlador que limita la economía de mercado de mil distintas formas.
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