Una situación de violencia se llevó a cabo en la terminal III del aeropuerto internacional José Martí en Cuba, cuando oficiales del régimen intentaban arrestar a un botero que prestaba sus servicios en ese lugar y su esposa, con un bate, rompió los vidrios del carro patrulla para evitar el arresto de su amado.
Sin embargo, la mujer fue minimizada por los oficiales quienes también la arrestaron y golpearon aún más al botero, todo esto frente a turistas y locales que miraban asombrados el cotidiano suceso.
Según otros boteros del lugar, Jorgito, como le conocían, daba viajes en el tramo Avenida Boyeros-Terminal III en una moto con sidecar, recorriendo una distancia de dos kilómetros y medio. En este tramo el pasaje puede costar hasta dos dólares por lo difícil que se hace llegar hasta el aeropuerto.
A los taxistas particulares no se les permite trabajar en esta instalación. La sanción por tal infracción puede ser de hasta 2 años de privación de libertad.
Con información de CubaNet
