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El Diálogo en Venezuela y sus posibilidades

Nicolás Maduro, presidente de Venezuela y Jesús Torrealba, secretario general de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) / Fuente: TwitterNicolás Maduro, presidente de Venezuela y Jesús Torrealba, secretario general de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) / Fuente: Twitter Prensa Presidencial Prensa Presidencial
Nicolás Maduro, presidente de Venezuela y Jesús Torrealba, secretario general de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) / Fuente: Twitter Prensa Presidencial

Un país como Venezuela, convulsionado, sometido a una inaceptable, innecesaria y agobiante crisis, necesita diálogo. Diálogo no para claudicar sino para profundizar las exigencias que la mayoría de la población, representada en la Unidad Democrática, viene realizando a un gobierno que se ha convertido en el más grave de los problemas que tenemos los ciudadanos.

Queremos diálogo, no para echarle tierra a la lucha que libramos contra el mal que nos afecta, no para que quienes han conducido al país al caos que vivimos ganen tiempo y se mantengan en el poder sin considerar la opinión del pueblo, sino para que, al contrario, logremos presionar para que alcancemos una solución pacífica, constitucional y electoral a esa crisis que ya no es necesario describir porque se ha metido en cada una de nuestras casas.

La Unidad Democrática solicitó la intercesión de la Santa Sede para que asumiera un rol mediador en la discusión que debemos dar. A esa solicitud se sumó el gobierno, lo cual era necesario para que la Iglesia Católica accediera a cumplir ese rol.

El Papa Francisco dio un paso al frente y envió a Caracas al nuncio apostólico en Argentina para que se iniciara el proceso de conversaciones entre las partes en conflicto: por un lado el PSUV con los poderes ejecutivo, judicial, electoral y militar y con una minoría de apoyo popular y, por la otra, la Unidad Democrática con el poder legislativo y una inmensa mayoría popular.

Hecho el anuncio por voceros de la Iglesia, se desarrolló una discusión en el seno de la mayoría opositora. ¿Vale la pena conversar con un gobierno que tanto daño ha causado? ¿Es este el momento adecuado para sentarnos a la misma mesa? ¿Están dadas las condiciones para que se produzcan los legítimos resultados que aspiramos, que no son más que derechos que han sido conculcados por el gobierno?

De esa discusión surgieron distintas posturas que se reducen a dos y que son conocidas por la opinión pública: Primero Justicia, Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo, Avanzada Progresista y otros, han considerado necesario participar en el diálogo. Voluntad Popular, Vente Venezuela y otros, en una posición que no compartimos pero respetamos, han postergado su participación en el diálogo hasta tanto se cumplan algunas condiciones.

En medio de esas posturas diferentes, todos han firmado un comunicado en el que garantizan la preservación de la unidad y la sumatoria de voluntades para seguir luchando por el cambio democrático en nuestra patria. El consenso de todos los integrantes de la unidad se centra en asumir la crisis y la necesidad de ayuda humanitaria, exigir el fin de la represión y la persecución política, el respeto a la Asamblea Nacional como el poder legitimado por el voto popular del 6D, así como el urgente establecimiento de una fecha para que sea el pueblo el que se manifieste a través del sufragio y de esta manera le demos una conducción política al rescate de la crisis económica, social que sufre nuestro pueblo venezolano.

No se justifica que Venezuela esté cómo está. No hay un solo argumento que justifique lo que este gobierno ha hecho con nuestro país. El diálogo debe servir para que encontremos un camino distinto al que transitamos. Debe estar acompañado por la lucha de calle, el trabajo institucional en la Asamblea Nacional y la exigencia a los organismos internacionales para que tomen decisiones que encaminen a nuestra Patria. Todos nuestros escenarios de lucha, incluyendo el diálogo, en el que confiamos por la mediación papal, deben desembocar en la convocatoria a un proceso electoral. Tengo la convicción de que eso va a pasar.

Tengo la convicción de que de manera pacífica lograremos que este régimen y sus poderes restablezcan el hilo constitucional roto al quitarle al pueblo su derecho a votar. Tengamos confianza en nuestra dirigencia y en la Santa Sede. ¡Venezuela saldrá de esto!

Por Juan Pablo Guanipa, diputado a la Asamblea Nacional

Written by John Márquez

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