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Cocheros de Holguín en huelga tras ajuste de precios

Coches en Cuba / Foto: Referencia

Los cocheros de Mayarí, Holguín, iniciaron un huelga solapada debido a que el régimen les exigió bajar los precios de sus servicios ubicándolos en el mismo renglón de hace un año, pese a que el costo de la vida en Cuba sigue en ascenso.

Desde entonces los cocheros se quejan de que “no les da negocio trabajar así”.

Se trata de un servicio particular, aunque regulado por el Estado. El sector privado con sus magros recursos y pocos derechos es el que confecciona los coches y les da mantenimiento. Cuando hace varios años Raúl Castro echó a andar la ley de la oferta y la demanda en el transporte privado, los precios subieron de uno a dos pesos.

El impacto fue muy grande pues la mayoría de los pasajeros son obreros del Estado, que ganan entre 15 y 25 pesos al día. Cogiendo un solo coche ida y vuelta serían cuatro pesos diariamente, entre el 20 y el 25 % de lo que ganan.

Todos criticaban al Gobierno por dar riendas sueltas, pero ningún sindicato ni el Parlamento se preocupó por ello.

Raúl Castro, al parecer arrepentido, se comprometió a regular algunos precios y en ello entró el transporte público. Un comunicado del Gobierno Municipal de Mayarí anunció por la emisora de radio local que a partir de octubre el precio debía ser rebajado.

Para que ello fuese viable, se les cambiaba a los cocheros el régimen tributario a uno inferior que no paga el 10%, solamente los permisos y la piquera. En el mismo se les advertía a los cocheros que “de no presentarse a trabajar con el precio orientado se le suspendería la licencia como cuentapropistas”. Con ello evitaban de antemano una huelga “por no presentación”, que hiciera crisis en el transporte.

Todo parece justo hasta ahí, ¿pero qué opinan los cocheros? ¿Tienen su espacio donde puedan ser escuchados y defender sus derechos? ¿Realmente funcionará su negocio-trabajo con este precio?

Un cochero, Ramoncito, comenta que para alimentar a los caballos es más dificil debido a que el producto es más caro cada día.

“Lo mejor fuese cobrar un peso, para que la gente lo hallara más barato, pero los caballos tienen que trabajar el doble para hacer el diario de 100 pesos, y la miel está cada vez más cara”.

Otro cochero ratifica lo dicho por su colega, instando al régimen a que le suministre la miel para los animales a precios accesibles.

 “Si ellos (el Estado) al menos nos vendieran la miel, los clavos de errar, las sogas, pero nada… Todo tenemos que comprarlo a sobreprecio en la calle, y cada vez cuesta más”.

“El problema es que sin la miel los caballos no aguantan, y desde que rompieron el central hay que traficarla desde Marcané, escondiéndose de la policía y por eso la venden a 100 pesos la lata (20 litros). Ese producto es de ellos, pero no nos lo venden, lo único que les interesa es cobrar impuestos”.

La mencionada miel es un derivado del proceso industrial del azúcar, con gran valor como nutriente animal. Donde hay central azucarero abunda mucho pero ya el central más cercano —Guatemala— fue destruido hace años. Si la Empresa de Transporte, que es la entidad que regula los coches, los abasteciera establemente de esa miel, por ejemplo a 10 pesos la lata de 20 litros, la cosa fuese distinta.

A la pregunta de si existe alguna asociación que los represente, donde puedan tramitar sus quejas, responde uno de los cocheros que lleva más de 20 años en esas labores: “Podemos afiliarnos al Sindicato del Transporte pero nadie quiere porque eso nada más sirve para cobrar más dinero y no defienden a nadie”.

El Gobierno ha buscado soluciones para hacer más justo el precio del transporte, pero no parte de un debate profundo con los involucrados, ni estos tienen voz, ni existe todavía el respeto que merece el sector privado como actor económico dentro de la sociedad.

A pesar de no poder hacer una huelga manifiesta (so pena de perder la licencia y padecer necesidades), los cocheros la hacen de manera solapada. Hasta el mes pasado había siempre numerosos coches en cada piquera, a toda hora: hoy escasean, trabajan días alternos y, según dicen, seguirán trabajando hasta que logren conseguir otra cosa que les dé más rentabilidad. La mayoría asegura que ya ese negocio no sirve.

El pueblo se benefició con la rebaja del precio, pero ahora pasa trabajo para conseguir un coche en horas pico, fenómeno nuevo y preocupante. Y se está lejos de que las guaguas locales cubran la demanda, pues son escasas y solo les asignan combustible para dos o tres viajes al día.

El problema tiene solución, pero es casi imposible lograrla mientras no se miren todas las aristas. Y es que la otra cara de la moneda, no solo la de los pasajeros de los coches, también es sumamente importante.

Con información de Diario de Cuba

Written by María Fernanda Muñóz

Periodista venezolana. ¿La mejor arma? Humanidad. Pasión se escribe con P de periodismo

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