De cierta manera, se veía venir. El anuncio de que el aeropuerto internacional José Martí sería ampliado y gestionado por compañías francesas, es el resultado de tres factores fundamentales: los vuelos regulares entre Cuba y Estados Unidos, el aumento del turismo hacia la Isla, y un clima económico y político favorable entre La Habana y París.
Ello, sin dudar la probada competitividad de ambas firmas: la constructora Bouygues Batiment International tiene años de experiencia con el grupo Gaviota, en el desarrollo de proyectos turísticos. Y Aeropuertos de París administra el Charles de Gaulle y el Orly, de la capital francesa, además de otros 25 aeródromos en el mundo entero.
“Con las infraestructuras de nuestros principales aeropuertos era difícil garantizar un flujo verdaderamente eficiente de aeronaves y pasajeros. Era imprescindible buscar alguna empresa extranjera con aval suficiente, que acompañara al sector aeroportuario cubano para actualizar los procesos y mejorar las instalaciones”, explica José Luis Perelló investigador y profesor de la Facultad de Turismo de la Universidad de La Habana.
El contrato definitivo debe firmarse el año que viene, mientras todavía se desconoce el monto de la inversión. Algunas acciones empezarán pronto, otras en un plazo hasta el 2020, y otras hasta el 2030. “Es un proceso que comienza ahora, por lo que no se puede esperar el alcance de las condiciones ideales con total inmediatez”, dijo a la prensa el viceministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila.
La infraestructura constituye una asignatura pendiente, de acuerdo. Sin embargo, a juzgar por criterios muy generalizados, la gran alerta roja está en los servicios del aeropuerto. Demoras, maltratos y negligencias resultan casi habituales en las “puertas del país” por donde llegan más de la mitad de los visitantes internacionales.
No en vano Rita María García, jefa del grupo de Negocios de la Corporación de la Aviación Cubana S.A. (CACSA), elogiaba la posibilidad de captar el know-how – o, mejor dicho, el savoir faire – de las compañías francesas.
El vicetitular de Transporte anotó que, como regla, no cambiarán el personal cubano, sino que esperan optimizar la gestión con el mismo staff. Una trabajadora del departamento de Check-in, que prefirió no ser identificada, asegura que no les han informado nada acerca de los cambios que se avecinan.
Más de 110 aerolíneas extranjeras operan en los 10 aeropuertos internacionales de Cuba. El tránsito de pasajeros por esas instalaciones aumentó 18 por ciento en 2015. Rodríguez Dávila adelantó que próximamente se abrirá el proceso de selección para replicar esta modalidad de negocios en los aeropuertos de Cayo Coco, Varadero, Santa Clara, Holguín y otros.
“En mi opinión, poco a poco todas las instalaciones aeroportuarias internacionales cubanas, deberán concertar contratos de gestión – previa licitación –, con empresas foráneas”, señala Perelló.
El profesor anota que, a partir de la Ley de Inversión Extranjera, podrían ampliarse o construirse nuevos aeródromos que conecten directamente con las principales áreas de desarrollo, como la Zona de Mariel, los Cayos del Norte de Villa Clara, Jardines del Rey, el aeropuerto San Julián en Guanahacabibes, y la región de Casilda-Ancón-Trinidad.
Asimismo, la experiencia podría extenderse a las terminales de cruceros y las marinas internacionales. “En cualquier caso, estos contratos de gestión reconocen que todos los medios e instalaciones seguirán siendo propiedad cubana”, subraya.
Diplomacia económica
Este 24 de octubre el enviado personal del presidente François Hollande para América Latina y el Caribe, Jean-Pierre Bel, recibió la Medalla de la Amistad que otorga el Consejo de Estado de Cuba, por su contribución a los vínculos bilaterales. En el acto, el viceministro cubano de Relaciones Exteriores, Rogelio Sierra, comentó que los dos países “se encuentran en un momento especial”.
Ese mismo día, la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) abrió su oficina en La Habana. Según trascendió en la inauguración, cuentan con un fondo de alrededor de 500 mil euros, y ya trabajan en un proyecto de desarrollo ganadero en Camagüey.
El 29 de julio pasado, el embajador de Francia en Cuba, Jean-Marie Bruno, y el ministro el Comercio Exterior y la Inversión Extranjera Rodrigo Malmierca Díaz, firmaron un acuerdo intergubernamental sobre las condiciones de ejercicio en Cuba del grupo AFD, el cual incluye a la propia Agencia, su subsidiaria Proparco, y su universidad empresarial, CEFEB.
De acuerdo con un comunicado de la representación diplomática de Francia en La Habana, la suscripción del convenio permitirá conceder financiamientos en los sectores definidos como prioritarios para ambas partes: energías renovables, agua y saneamiento, turismo sostenible, desarrollo urbano, agroalimentación y transporte.
“La Agencia financiará proyectos que contribuyan al desarrollo de Cuba en los sectores mencionados, por medio de préstamos de largo plazo en condiciones financiera preferenciales”, consigna el documento.
Al conocerse que las dos firmas francesas ganaron la licitación para operar en el aeropuerto José Martí, el Secretario de Estado encargado de Transporte, Mar y Pesca, Alain Vidalies; y el Secretario de Estado encargado del Comercio Exterior, la Promoción del turismo y de los franceses en el extranjero, Matthias Fekl, emitieron sendas declaraciones saludando la noticia.
Las “señales” indican una bonanza en las relaciones bilaterales, que, al mismo tiempo, aterrizan y despegan.
Por Eileen Sosin Martínez
Publicado originalmente Cartas Desde Cuba
