El machismo de la sociedad cubana y su constante necesidad de satisfacer de cualquier forma a las mujeres en el ámbito sexual, ha llevado a jóvenes cubanos a colocarse un objeto en su pene conocido como La Perla.
La Perla no es otra cosa que bolas de acrílico del tamaño de una canica que van a lo largo del miembro masculino para darle una especie de textura que al parecer genera cierto placer durante el coito.
Estos objetos se colocan mediante un incisión que resulta ser muy dolorosa. Incluso en algunos casos se hace sin anestesia y provoca infección por la manera tan rustica en la que se lo colocan algunos jóvenes cubanos.
De acuerdo con la agencia de noticias IPS, una joven maestra cubana, de nombre Carmen Rodríguez, cuenta su experiencia cuando estuvo con un hombre que tenía La Perla.
“Cuando estábamos en la cama para tener sexo por primera vez, él me dijo: ´No te asustes´, y me mostró que tenía una perla”
Según Rodríguez, La Perla no es más que una moda entre los jóvenes y que para ella es sólo un mito de que produce más placer.
“A ese muchacho se la puso un amigo en su misma casa, con un método súper doloroso. Él no presumía de tener una perla pero tampoco lo ocultaba. Decía que en su barrio de Buena Vista (en el oeste de La Habana) casi todos los hombres se la ponían, incluso algunos, más de una”.
“Muchos jóvenes lo hacen por moda y por el mito de que hace sentir más cosas (placer) a las mujeres. Es cierto que puede tener algún efecto porque es un cuerpo extraño, pero tener relaciones sexuales satisfactorias depende de muchos factores personales, emocionales y físicos”
Sin embargo para expertos en el área, esta moda sólo pone en peligro la vida de quienes se la colocan.
George, un especialista de 27 años, alertó sobre las repercusiones que podría tener La Perla en el organismo.
“La Perla suele colocarse todavía con un método rudimentario, sin las condiciones de higiene.“Vi cómo se colocaban alrededor de seis u ocho perlas. Usaban acrílico de ventana para hacer las bolas y las pulían en el piso. A veces usaban anestesia, otras no”
Aseguró que las infecciones están a la orden del día por no cumplir con las normas de higiene u el tratamiento necesario.
“Vi infecciones, peligro de amputación y supe de casos de amputaciones de parte del miembro. Todas estas situaciones se empeoraban porque los muchachos demoraban en acudir al médico por vergüenza”
Para Enrique López, de 43 años, La Perla es considerado un tipo de piercings que creció en popularidad gracias a los mitos y al machismo cubano
López, que dispuso hasta 2015 de un local con todas las condiciones higiénicas, considera que “son prácticas ancestrales”, que responden a diversas necesidades y gustos humanos.
“Hoy se pueden realizar con menos riesgos si quienes los colocan y quienes los usan cumplen normas sanitarias”
Durante sus años de trabajo, López hizo perforaciones y colocó adornos en lenguas, ombligos, orejas, cejas, narices, genitales y otras partes del cuerpo.
“El uso del piercing como objeto sexual está parejo en hombres y mujeres”.
En mayo de 2015, López decidió cerrar su estudio luego de que inspectores estatales visitaron una docena de locales dedicados al tatuaje y piercing en La Habana y otros en provincia. Estas actividades carecen de las vías legales para solicitar permisos sanitarios y comerciales.
“Aunque poco después nos permitieron reabrir, yo me cansé de estar en un limbo”, indicó el profesional. A su juicio, las autoridades deberían legalizar la actividad y realizar inspecciones sanitarias para evitar que muchas personas, sin conocimientos ni condiciones, pongan en peligro la salud de los clientes.
Con información de IPS