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¿La religión en la enseñanza y los medios de comunicación?

El Papa Francisco se reunió con Fidel Castro
El Papa Francisco se reunió con Fidel Castro

Por estos días la Iglesia Católica ocupa la preferencia en los medios de comunicación. La reciente entrevista al papa Francisco en el diario italiano La República causó sensación tras su afirmación acerca de la comunión de pensamiento entre comunistas y cristianos.

Por otra parte, su intervención para lograr una aproximación mediante un diálogo entre la oposición y el gobierno venezolano, ha sido motivo de sendos comentarios, y más recientemente su liberalidad respecto de concederle facultades a los sacerdotes para perdonar el aborto, está provocando la admiración de unos y el rechazo de otros.

Pero no solo es noticia el sumo pontífice, sino que el nuevo arzobispo de La Habana, Monseñor Juan de la Caridad García, acaba de declarar a la revista “Palabra Nueva”, que la iglesia necesita insertarse más en la vida de los cubanos a través de la enseñanza educacional y de espacios en los medios de comunicación.

Esta idea en otro país no tendría ninguna trascendencia, pero tratándose de Cuba adquiere una connotación especial, dado el rechazo del régimen comunista hacia la religión cristiana y de manera especial contra el catolicismo, al que siempre han visto como una amenaza por su firme postura apartada de toda posibilidad de aliarse al comunismo.

¿Estará dispuesto el régimen a aceptar la presencia de una enseñanza religiosa en colegios dirigidos y administrados por las autoridades de la Iglesia Católica como era antes de 1959  conjuntamente con la enseñanza pública, la que fue declarada como atea y que ha mantenido el gobierno por más de medio siglo?

Si la Iglesia Católica se inserta en la educación cubana de manera oficial el régimen pierde parte de su dominio sobre todos los educandos cubanos, lo que implica que el adoctrinamiento a que son sometidos desde etapas muy tempranas de la vida —entre los cuatro y cinco años que se inicia la educación pre-escolar hasta los veintitrés o veinticuatro años que se culmina la universidad, lo que significa alrededor de veinte años de imposición del comunismo, del materialismo y del marxismo— deje de tener un carácter absoluto para ceder parte de sus niños y jóvenes a una nueva modalidad de enseñanza, la que ellos suprimieron hace ya más de medio siglo.

En 1961 con la declaración del carácter socialista de la revolución cubana el dictador Fidel Castro cambiaba no solo el sistema social y el modelo económico de los cubanos; sino que imponía un modo único de poder interpretar el sentido de nuestra existencia y el devenir histórico de todos los acontecimientos que tienen lugar en torno al hombre. La Filosofía Marxista-Leninista pasaría a ser la forma oficial del pensamiento especulativo que de manera única tendría que prevalecer en nuestra enseñanza.

La imposición de una nueva asignatura hacia el final de la enseñanza secundaria llegaba para quedarse a la fuerza, lo que causaba el terror de los estudiantes en plena adolescencia. El Marxismo como disciplina tenía su espacio a partir del noveno grado –entre los catorce y quince años- manteniéndose durante la etapa de bachillerato y de manera obligatoria en los dos primeros cursos de la universidad, es decir, durante cuatro semestres.

En el presente como consecuencia de la llamada crisis del Marxismo -modo de no darse por vencidos por su total derrota-, luego del fracaso del socialismo en la URSS y la Europa Oriental, y ante el rechazo masivo del estudiantado hacia la filosofía marxista, no les quedó otra opción que hacer ciertas modificaciones para ofrecerle un sentido más práctico y acercarlo al perfil de cada carrera; aunque sin cambiar los preceptos, que a modo de estrictos cánones, constituyen los fundamentos marxistas.

De esta forma se limita el pensamiento de los jóvenes, los que se ven obligados a repetir las absurdas propuestas de una corriente de pensamiento que ya solo es parte de un arsenal museable junto a su eterno aliado, el socialismo.

No obstante, una cosa es aceptar ciertas reformas de carácter teórico en la enseñanza de una asignatura y otra –por cierto, muy distante- es admitir que la Iglesia Católica se inserte, aunque solo sea en un sector limitado de la población cubana, con un tipo de enseñanza que contradice por completo al marxismo.

No hemos de anticiparnos, las palabras del arzobispo han sido solo un comentario a una revista que promueve la propia iglesia, no se trata de una solicitud oficial al gobierno cubano. Si gran parte de la población quiere o no la enseñanza religiosa para sus hijos en el actual contexto social y político cubano, eso no es de interés para la dictadura. También los padres quisieran que sus hijos desayunaran antes de ir a sus escuelas, o que los ancianos tuvieran una buena alimentación, y el gobierno jamás los ha escuchado.

Estamos en un difícil y contradictorio momento en el que el papa parece asumir enseñanzas marxistas: “El pueblo, los pobres que tienen fe en el Dios trascendente son los que tienen que ayudar a lograr la igualdad y la libertad”, y  el arzobispo cubano se pronunció por un socialismo próspero, así que no hemos de extrañarnos que el viejo general admita ciertas libertades  en la enseñanza educacional cubana, y que el líder religioso predique las bondades del socialismo del siglo XXI proclamadas por Chávez.

Si difícil será el tema de la inserción de la iglesia en la enseñanza, más lo será la idea de contar con espacios en los medios de comunicación. Como todos conocen, estos están en manos del régimen y solo responden a sus intereses. Todo lo que se transmite a través de la radio y la televisión,  y lo que se publica en la prensa escrita impresa y ahora en sus modalidades digitales, es supervisado y sometido a un proceso de revisión, con el que se suprime todo aquello que pudiera resultar nocivo o dudoso para el régimen. Esto nos da la medida de los trabas que tendrá que enfrentar la iglesia, si es que algún día se le ofrece la posibilidad de disponer de emisoras radiales y canales televisivos como en el resto del mundo.

El deterioro de los valores y virtudes que resultan patentes en una considerable parte de los cubanos actuales, es el resultado de la imposición de un modelo  de hombre nuevo que se apartaba de la concepción del cubano anterior a 1959 caracterizado por sus buenas costumbres y modales, su decencia, su medida, su sentido de la honestidad, su disciplina en el trabajo, y también su religiosidad.

Tal vez el lado ético y moral del Cristianismo, a través de la enseñanza y los medios, pueda enmendar el daño provocado a través de los años, y ese engendro, mezcla de maldad y rebeldía, de ateísmo y oscurantismo, de incultura y obscenidad, de prepotencia y egocentrismo, que el mítico guerrillero proclamara como hombre nuevo, pueda redimirse a través del mensaje de aquel que desde la humildad enseñó el perdón y la reconciliación entre los hombres, pilares sobre los que se erigió una de las grandes religiones del mundo.

Publicado originalmente en Cubanet

Written by CubaNet

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