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¿Ciguapas en Baracoa?

Ciguapa / Foto: Internet

Aunque el huracán Matthew quedará registrado como un fenómeno natural trascendente para el oriente cubano, parecía poco esa predicción y ahora se asocia al ciclón con la aparición de unas raras criaturas que en Baracoa son la comidilla del día para mucha gente.

“Son ciguapas, las hallaron en Maisí”, comentan muchachos y adultos, mientras el rumor se expande y las pantallas de celulares y computadoras muestran una y otra vez la imagen de un ser femenino de rasgos humanos y animales con sus críos.

La referencia más difundida de un vínculo entre Matthew y unos individuos cuya existencia nadie ha podido probar alude a que luego del paso del fenómeno climatológico y el consiguiente destrozo de la flora, esos seres fueron privados de las frutas que comían y tuvieron que salir de sus cuevas en busca de carne, hasta ser vistos.

“Dicen que estaban acabando con las gallinas de un guajiro, y con los carneros de otro”, se exclama ahora, cuando ya el tema de las  llamadas ciguapas más que noticia es el reflejo de la credulidad o no de las personas, de si puede ser verdad que “envenenaron a uno, lo cogieron y le hicieron fotos”.

Una segunda versión sobre las criaturas dice que se trata de individuos desarrollados a partir de dos fetos con malformaciones que una madre dejó en alguna gruta y alimentaba cuando podía, pero la protectora enfermó, interrumpió sus viajes de ida y regreso, hijos y descendientes abandonaron la caverna y los pobladores de alrededor los atraparon.

En esta fabulación hay un ejemplar hembra y uno macho, un nombre mal puesto, una demostración asombrosa de ingenio y una reafirmación de que la tradición oral se extenderá todavía por los siglos de los siglos, porque nace de la cultura más arriagada en los pueblos.

Lo del nombre errado obedece a que la ciguapa, figura mítica de mujer y parte sobre todo del folklore dominicano, es descrita como un ser con los pies vueltos al revés, de hábito nocturno, que camina al borde de las corrientes de agua y puede embrujar a los hombres.

Aún así, con la ayuda de un perro blanco puede ser atrapada en noches de luna llena, aunque de cualquier manera su cautividad le apena tanto que termina muriendo.

Hoy nada de eso cuenta en la imaginación de baracoesos o maisienses, y si se discute si las criaturas que en los móviles desplazan en interés a las fotos de familia, de parejas amorosas o de niños sonrientes, fueron halladas en Obando o en Cantillo, es también porque la ciencia tarda en frenar el poder de una leyenda.

Publicado originalmente en La Bolita el Mundo

Written by María Fernanda Muñóz

Periodista venezolana. ¿La mejor arma? Humanidad. Pasión se escribe con P de periodismo

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