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Rafael Rojas: “La muerte de Fidel Castro puede ayudar a flexibilizar al gobierno”

El historiador cubano, exiliado en México desde principios de los noventa, habla sobre el esperado deceso del líder, las causas del fracaso de la revolución y sus perspectivas a futuro

Rojas salió de Cuba a principios de los 90 y, desde entonces, vive en México. (Tomada de Dcubanos.com)

Para el historiador cubano Rafael Rojas, la muerte de Fidel Castro comenzó en el verano de 2006, cuando enfermó y cedió la presidencia a su hermano Raúl. Ahora, el deceso del líder revolucionario representa, según Rojas, la oportunidad para el menor de los Castro de seguir con las reformas impulsadas y el apoyo internacional, temas que no tenían muy contento a Fidel. Sin embargo, aunque puede haber cambios, para un exiliado como él aún es muy pronto para pensar que el retorno le será permitido

Rojas salió de Cuba a principios de los años 90. Desde entonces vive en México, donde se ha mantenido atento a lo que sucede en su país. Para él, la muerte de Fidel Castro no es ni alegre ni triste, sino algo esperado, tanto en el plano internacional como en la isla. Un hecho que se preveía desde que el líder revolucionario enfermó y cedió el mando a su hermano Raúl, en el verano de 2006.

Sin embargo, pese a ser una muerte anunciada durante más de una década, es incierto lo que su ausencia podrá generar. Rojas ve la partida de Fidel como una oportunidad para el avance de las reformas que han permitido que el gobierno se flexibilice, que mejoren sus relaciones económicas, diplomáticas y, sobre todo, la relación con una sociedad en la que si bien existen más oportunidades para salir de la isla, se siguen padeciendo los fracasos de la Revolución.

¿La muerte de Fidel era algo esperado?

Era algo que se esperaba. Fidel Castro tuvo una enfermedad muy grave. Un accidente médico muy grave en el verano de 2006. Desde entonces la comunidad internacional y en menor medida la comunidad nacional de la isla esperaba una noticia como esta.

¿Qué función tuvo Fidel estos últimos años de su vida que quedan en la historia de Cuba?

Resumiría lo que ha sido Fidel Castro en los últimos 10 años como un freno a las reformas emprendidas por su hermano Raúl junto con un sector importante de la clase política tecnocrática y eventualmente militar de la nueva generación cubana, como de los nietos de Fidel y Raúl Castro dentro de Cuba. En muchos casos, hijos de los propios protagonistas de la Revolución cubana y de la construcción del aparato jurídico, político y militar de Cuba.

¿Fidel murió satisfecho, a pesar de los cambios que empezaban a ocurrir en Cuba?

Yo creo que Fidel no tuvo que ver con el restablecimiento de relaciones con Estados Unidos, creo que el proyecto de restablecimiento se produjo justo en el momento de mayor debilitamiento físico y biológico de Fidel Castro, a finales de 2013 y como consecuencia tanto de su debilitamiento, como de la muerte de Hugo Chávez y del descenso, la merma de la corriente fidelista y chavista. Tanto de las relaciones de Venezuela y Cuba como de la izquierda bolivariana. Tuvo que ver con la oferta de una mayor relación por parte del gobierno de Barack Obama. Y eso produce ese entendimiento.

“Lo que Fidel Castro manifestó en los momentos de lucidez. En los momentos de mejoría física, entre finales de 2013 y principios del 2014 hasta su muerte, fueron señales de inconformidad sobre el restablecimiento de las relaciones y se dio muy claramente en los discursos, en la ceremonia que acompañó eso (el restablecimiento de relaciones) el 30 de agosto en la isla”.

¿Avanzará la democratización de Cuba sin Fidel?

Nunca ha habido avances en la democratización política de Cuba. Es un partido único de mucha represión. Lo que ha habido es una flexibilización entre las relaciones del Estado y la sociedad civil respecto a asociaciones independientes y en relación con los derechos económicos y migratorios.

“Se ha tolerado el crecimiento de un sector no estatal de la economía cubana por medio de trabajadores por cuenta propia, que son compra-venta de vivienda y automóviles. Eso por una parte, en el lado económico y, por otro, una gran flexibilización de las relaciones migratorias. Los cubanos salen y entran con cierta facilidad. Esto se produjo del 2012 o 2013 para acá.

“Lo que Fidel Castro manifestó en sus reflexiones, en esos textos que se publican en los órganos oficiales de la prensa cubana, es malestar con ese avance y esa flexibilidad de las relaciones entre el Estado y la sociedad.

Mirando a Cuba desde el exilio, ¿te gustaría regresar ahora a la Cuba sin Fidel? ¿O crees que haya otros cubanos que intentarán volver?

El regreso depende de la experiencia de cada uno. En mi caso, una experiencia más flexible. No regreso porque todavía no tengo una situación regular en términos migratorios, porque soy un exiliado. Como sabes, vine a México a principios de los años 90. Tengo más de 20 años viviendo en México. Mi experiencia es muy diferente a la de cubanos que se fueron a principios de la Revolución, durante la Guerra Fría, a Estados Unidos especialmente y en algunos casos a Europa. Ellos están marcados por esa bipolaridad y por esa fractura que se produjo a principios de los años 60.

“Te diría que las nuevas generaciones, las de aquel primer exilio, que vendría siendo la generación de mis padres y la mía, es la segunda o tercera generación de cubanos en el exilio. Recordemos que entre las dos primeras y la mía, que corresponde a la diáspora de los 90, se dio en los 80 la estampida de los migrantes por el puerto del Mariel.

“Yo diría que ninguna de esas tres generaciones vivió lo que se está viviendo hoy, que es este entorno de flexibilidad migratoria, la cual tiene como sustrato jurídico la reforma migratoria del gobierno cubano de 2013 y, también, la flexibilidad de relaciones entre Estados Unidos y Cuba que ha propiciado Barack Obama en años recientes. Eso hace que las relaciones entre la ciudadanía de la isla y la diáspora sea cada vez más fluida.

¿Qué opinas del contraste de sentimientos ante la muerte de Fidel? Hubo gente celebrando, otros llorando. ¿O lo aman o lo odian?

En mi caso es una mezcla de ambas cosas. Soy hijo de revolucionarios, pero que salimos al exilio en el momento del colapso del bloque soviético de la Guerra Fría y que vivimos un poco la crisis del socialismo cubano, en los mismos términos en los que lo vivió la izquierda latinoamericana y sobre todo Europa del este.

“Creo que yo y otros de mi generación nos colocamos un poco fuera de la bipolaridad de este duelo y la fiesta por la muerte de Fidel Castro. Para mí y para muchos de mi generación, Castro no es ni un santo ni un demonio, ni es un tirano en el término tradicional. Ni es un benefactor, es una mezcolanza.”

¿Pero si creen que tuvo motivos para iniciar la lucha con la que llegó al poder?

Creo que en efecto había razones para la Revolución de la década de los 50. Entre 1955 y 1960. Cuba era un país con índices sociales y económicos muy altos, a diferencia de lo que se dice mucho todavía hoy en los medios de comunicación, que reproducen mucho la historia oficial.

“Pero sí había razones para producir una Revolución, sobre todo política y de dependencia internacional. En Cuba se había violado la Constitución desde el año 40. Hubo un golpe militar encabezado por Fulgencio Batista y por un aparato militar del Estado contra el gobierno de la República democrática”.

¿Con lo que deja Fidel, esa Revolución fracasó?

No lo defino como un fracaso. Lo que se produjo es un régimen político nuevo. Se construyó un Estado sobre bases jurídicas y constitucionales nuevas, que en efecto no era lo que habían previsto los principales actores de la Revolución cubana en sus orígenes. Pero en algunas ramas de la administración pública del gobierno yo sí me atrevería a decir que hubo un fracaso.

“Por ejemplo la política económica. El gobierno revolucionario llegó entre el 59 y el 60, acometiendo un acelerado desarrollo industrial y una creación de una infraestructura de producción, comercio y relaciones internacionales de primer mundo y no únicamente de primer mundo socialista, sino de la comunidad occidental. Pero para los años 70 no solo eso fracasó, sino que se tuvo que aceptar ser parte del campo socialista.

“Yo diría que es un gran fracaso en la política económica, no me atrevería a decir lo mismo para el caso de las relaciones internacionales, porque uno de los objetivos de la dirigencia cubana era colocar a Cuba en el mapa, lo cual lograron.

¿En el caso de la educación y la cultura sí hubo un impacto positivo de la era Fidel?

Habría que ver en el caso de la política educativa y cultural. Me parece que se lograron muchos avances en los años 60 y 70, pero hubo un deterioro enorme en los años 80 y 90. No solo provocado por el embargo, el discurso oficial o la falta de recursos económicos, también el dogmatismo, la ortodoxia, la falta de flexibilidad para tolerar discursos disidentes y críticos a la ideología del Estado.

Fuente: Milenio

Written by Redacción CPEM

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