Entre robos, sequía y sacrificio de reses, es como deben trabajar ganaderos de Guantánamo, a quienes el régimen no les brinda ningún tipo de seguridad ni garantías comerciales ante la perdida que sufren en el campo.
La delincuencia es lo que más les afecta, pues el ganado que se roban es sacrificado y revendido a precio muy por debajo de su valor.
Aunado a eso, la sequía es otro factor que juega en contra de los ganaderos.
“Al matar una vaca se disminuye la masa ganadera, porque una vaca puede parir hasta doce veces y al sacrificarlas es perdida para el campesino por la leche que deja de producir y la carne que se puede vender”, dice uno de los entrevistados.
Para ellos, una salida a esta crisis sería la derogación que prohíbe vender carne de ganado vacuno.
“Se terminaría el delito porque nosotros al vender la carne a un precio más módico la gente no tendría que buscar en otros lugares la carne, en este caso no nos tendrían que robar. El día que la carne sea asequible a la población disminuiría el sacrificio de res”
Los ganaderos explican que el sacrificio de estas vacas es muy peligrosos pues no saben el tipo de carne que se está ingiriendo, ya que puede estar contaminada por algún virus.