Poco se ha escrito y hablado sobre la obsesión del dictador cubano, Fidel Castro, por imponer su concepción totalitaria y militarista en otros países del mundo.
Sin duda, en algunos países logró notable avances, dentro de los cuales se ubica Venezuela.
En el país caribeño, Castro intentó organizar un foco rebelde a su medida, pero la operación falló cuando dos lanchas que intentaban ingresar ilegalmente desde Cuba, fueron descubiertas el 8 de mayo de 1967 en la playa de Maracuchuto, en la región del estado Miranda.
Tal hallazgo provocó la movilización de patrullas militar y un breve combate con los insurgentes. Luego de mostrar en la televisión cubana a dos militares cubanos capturados en las refriegas, el gobierno venezolano denunció la injerencia de La Habana y rompió relaciones con el régimen de Castro.
Sin embargo, allá quedó la obsesiva idea de replicar su fracaso en el país de Bolívar. Llegado el momento, como de hecho ocurrió con el ascenso de Hugo Chávez al poder, el logro de la meta ya estaría más cercano.
Tras la caída del Muro de Berlín en 1989 y la llegada del “Período Especial”, en lugar de enviar soldados, como en otrora lo hizo con Angola, Fidel se creó otra estrategia.
En esta oportunidad, el envío de maestros y médicos cubanos le calzaron a la medida para el logro de sus propósitos. Adicionalmente, transitaron por La Habana, los presidentes de Bolivia, Ecuador, Brasil y Argentina, quienes aceptaron recibir los servicios de la “solidaridad internacionalista cubana”
En Venezuela, la cifra de profesionales cubanos de diversas especialidades civiles alcanza probablemente unos 20.000. A la fecha no se ha reportado informaciones recientes sobre las condiciones actuales de este personal en aquel país.
Solo en Argentina, llegaron cerca de 400 médicos cubanos favorecidos por un cambio en los convenios bilaterales firmado en 2007, que les dio privilegios para prestar servicios en donde antes trabajaban profesionales locales.
En Bolivia, hay unos 1700 profesionales cubanos en «misiones humanitarias» cuyos sueldos, al igual que en el resto de los países de la región, son abonados en dólares directamente al gobierno cubano y solo una parte es recibida por quienes hacen el trabajo.
Con tales medidas que dejaban ver la “solidaridad del líder cubano” y el afán de poder de los líderes de la izquierda latinoamericana, es indudable que, Fidel Castro intervino en la política interna de casi todos los estados de la región durante muchos años.
Una injerencia que trajo aparejada la violencia, la vulneración de los derechos humanos y las neodictaduras que a la fecha se encuentran en transición para darle paso a la libertad y a la democracia latinoamericana.
Con información de abc