No importan que tan grande o importante sea la idea, si vas contra de la ideología comunista simplemente no tiene viabilidad dentro de Cuba o al menos así lo supone el caso de la empresa de tractores Oggun, que estaba lista para comenzar a laborar en la Zona Especial de Desarrollo del Mariel, pero un revés legal le cortó las alas.
Según reseña un artículo del portal El Nuevo Herald, uno de los representantes de la empresa, el cubanoamericano Saul Berenthal, junto a su socio Horace Clemmons, tenían todo preparado para lanzar el proyecto pero tras pedir la repatriación en Cuba, a manera de burlar las restricciones del embargo, entró en conflicto con las leyes cubanas que alegan que un cubano no puede constituir una empresa privada de gran envergadura.
El proposito de Berenthal era ensamblar en Cuba una linea de tractores de bajo costo y a su vez ofrecer puestos de trabajo a los cubanos. Todo marchaba bien, pero en el marco de la Feria Internacional de La Habana, Berenthal recibió la noticia de que el proyecto fue rechazado por el gobierno cubano.
Una fuente en condición de anonimato citada por el diario, aseguró que el rechazo del proyecto se debe a que el régimen se dio cuenta que entraba en conflicto con sus propias ideologías.
“Saul se entusiasmó demasiado”, subrayó la fuente.
Esta determinación puso al gobierno cubano ante la disyuntiva de decidir si aceptaban el proyecto y con ello ir contra sus propias leyes o buscar otros argumentos para no autorizarlo. El gobierno cubano optó por lo segundo.
Berenthal dijo que los funcionarios le comunicaron que el proyecto no cumplía con los requerimientos tecnológicos y de seguridad de los trabajadores requeridos para las inversiones en la ZED.
Sin embargo, el empresario aseguró que su repatriación no tiene nada que ver con la cancelación del proyecto, por lo que aseguró que continuará hasta tanto poder establecerse en Cuba.
Los cuentapropistas o trabajadores del sector privado en Cuba no tienen reconocimiento jurídico más allá de considerarse “personas naturales” y, por tanto, tampoco pueden crear compañías ni pasar a otra escala de inversión, lo cual solo está permitido a las empresas extranjeras.
Redacción Cubanos por el Mundo / Leer el artículo en El Nuevo Herald
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