Nadie dijo que sería fácil, solo que “valdría la pena”. Para los cubanos varados en México, esta frase retumba y se repite intentado permanecer vigente pero ¿Lo será?
Vienen de haberlo dejado todo atrás, atravesar once países exponiéndose a una serie interminable de peligros en la búsqueda de lograr ese añorado sueño americano y para su sorpresa, se toparon con un muro imaginario levantado en los últimos momentos de Barack Obama en la presidencia, el “negrito” que cayó bien en su paso por la isla.
Se acabaron los pies secos/ pies mojados y ahora el futuro se torna incierto. ¿Habrá una excepción? ¿En dónde refugiarse? ¿Me regresarán a Cuba? La última de ellas, la más temible.
Regresar a Cuba más que una opción es un temor terrible para los más de 400 migrantes varados en México. Lo dejaron todo por llegar hasta acá buscando calidad vida ¿regresar con una mano delante y la otra atrás?
Flor Yeily Águilas Martínez de apenas 21 años, da testimonio de ello. Quedó un paso de lo que más que un sueño, era una promesa de libertad.
“Nos queríamos morir, yo estaba llorando, dando gritos. Mi esposo vendió su carro en Cuba para poder venir, cuando llegamos aquí, imagínate esa noticia, otros vendieron sus casas, todo. Imagínate virar para Cuba, no podemos, yo no quiero y no puedo” reveló en entrevista a Posta.
Atravesó como todos los cubanos que toman la ruta de Centroamérica por 11 países diferentes donde vivieron atroces peligros que van desde el hambre hasta la extorsión.
“Pasamos selva y todo, horrible fue aquello. Casi nos matan en Honduras cruzando Nicaragua. Tenían dos pistolas, nos pegaron tiros y la policía en eso llegó.
“Y a uno de los muchachos que andaba con nosotros le pegaron con la pistola en la cabeza, pero no nos asaltaron porque llegó la policía y se agarraron a tiros entre ellos y la policía mató a uno y tuvimos que ir a declarar. A nosotros ahí sí nos ayudó mucho la policía ahí”.
Dejó Cuba en tiempos de navidad, recibió el año lejos de casa en medio de una lluvia que solo complicaba más su transitar. Aún así, todo esto valía la pena, por lo menos hasta ese momento, antes de su llegada a México. Con un bolso a cuestas que fueron descargando a medida que caminaban por la selva, terminó llegando sin nada, solo la ropa que la vestía, hasta Nuevo Laredo.
Permanecer en México
Yovanis de la Rosa también forma parte de este grupo de centenares de cubanos. Aunque muchos de ellos podrían solicitar el permiso de permanencia en México, pidiendo asilo político, para Yovanis esta no es una opción, ni entrar de ilegal a Estados Unidos.
“Cosa que es mentira, vine por una meta que es cruzar, y si no me dan la opción, el presidente Trump me cierra, no voy a cruzar de ilegal, no voy a ser ilegal, si me tengo que vivir de ilegal allá no, ya inventaré qué hacer, pero no voy a cruzar.
“Yo vendí todo, la casa es lo único que le dejé a mi señora, pero vendí mi tractor, con arado, con carreta, con yunta de buey, caballo, el aire acondicionado de la casa, teléfono, todo para poder llegar a donde llegué”, externa.
Ifraín Rodríguez llegó el mismo día que expiró la política. “Aquí llevamos ya 15 días. Yo me pasé un mes y medio viajando. Primero viaje a Guayana (Venezuela) con una visa de turista. Pasé por Brasil, Venezuela, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México”, describe Ifraín.
Su decisión aún no está tomada, espera información de los Estados Unidos, porque “a Cuba no viro, yo no puedo virar, no porque le deba a la Ley, ni porque le deba dinero a nadie, en eso no tengo ningún problema, pero no regreso”.
Redacción Cubanos por el Mundo / Con información de Posta
