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Atención médica cubana en el CIREN: ¿Vale lo que cuesta?

Una paciente es tratada en el Centro Internacional de Restauración Neurológica (Ciren), el 30 de septiembre de 2016 en La Habana

A propósito del regreso a España del cantautor Luis Eduardo Aute, tras haber pasado un par de meses recluido en el Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN), el diario El Español indagó sobre lo “excepcional” que puede tener esta clínica privada, que no pueda tener otra en España y que atrae a europeos, inclusive estadounidenses.

Aute viajó a la isla, por recomendación de su amigo Silvio Rodríguez. El CIREN, creado desde 1989, es considerado la “joya” de la sanidad del comunismo cubano. De acuerdo a su portal web se definen como: “una institución científico-médica de avanzada [sic] con un área y programas de investigaciones básicas que aportan nuevos conocimientos e introducen y desarrollan tecnologías en el ámbito de las neurociencias; y un área asistencial cuyos dos programas terapéuticos originales: de Restauración Neurológica y de Restauración Biológica General, han atendido con enfoques novedosos y reconocido éxito a miles de pacientes procedentes de decenas de países de todos los continentes”.

Aunque esta definición no sea una mentira, pudiese resultar un tanto exagerada. Sus terapias han sido avaladas en distintas patologías neurológicas más sin embargo, otras que entran dentro de la categoría de la pseudociencia como la terapia floral de Bach, la homeopatía y algunas más cuya efectividad no está lo suficientemente demostrada, como la magnetoterapia y la ozonoterapia.

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Además, no se trata de una oferta diferente a la presentada en centros médicos españoles. Comenta el diario que desde la Sociedad Española de Neurología afirman que no tienen constancia de que en Cuba se sigan otras técnicas distintas a las de España.

Atención médica en el CIREN / Página web CIREN
Atención médica en el CIREN / Página web CIREN

El neurólogo del Hospital Clínico de Madrid José Antonio, citado por El Español, explica que lo en la recuperación de un infarto cerebral lo fundamental es la atención primaria, a tiempo y posteriormente el periodo de recuperación. En el caso de Aute, fuentes han asegurado que sufrió un infarto de miocardio, pero su traslado al CIREN y su manejo por parte de neurólogos hace sospechar que sufriera también un ictus.

Aunque el especialista consultado considera que Cuba es “un país estupendo”, asegura que en cuanto al CIREN “no existen técnicas milagrosas” aplicables el país caribeño y no en España.

 “Mi consejo para una persona que padece un infarto cerebral es que acuda rápidamente a un centro con unidad de ictus y, después, a un centro especializado en recuperación, que hay muchos en España, públicos y privados”.

Como muestra, el especialista cita dos: el Centro de Referencia Estatal de Atención al Daño Cerebral (CEADAC) y otro llamado Dacer.

Pero la gran interrogante es ¿Vale lo que cuesta?

En su página web, el centro explica bien sus costos, más allá del viaje en sí a la isla. Para ciudadanos españoles, el centro advierte: “Para el cálculo del precio total de estos primeros 35 días, se deben considerar no menos de 12,906.00 pesos convertibles cubanos”.

Se trata entonces de 11.989 euros, al cambio. No todo corresponde al tratamiento, pues el paciente debe viajar acompañado, alojado en alguna de las 11 residencias con 104 camas que componen el área denominada “de la Neurovilla”

Puede ser cancelado en efectivo, CUC, transferencias, o con tarjeta de crédito no depositados en bancos norteamericanos o con intereses norteamericanos, por el embargo económico.  Para quienes provienen de América Latina  “y otros países del tercer mundo” su costo es ligeramente inferior y asciende por una estancia de 35 días a 10.974 euros.

“Sugerimos dispongan de recursos financieros adicionales para sufragar otros posibles gastos, según el caso, tales como: cirugías complementarias, órtesis, medicamentos y otros servicios médicos que pudieran interesarle, tanto al paciente como al acompañante, así como de teléfono, fax, Caja de Seguridad, cambios de fecha de boletos aéreos, taxis o compras generales, entre otros opcionales, y en todos los casos: actualización del visado, impuesto de salida” explican en el CIREN para que pacientes tengan como sufragar esto gastos.

En el centro médico, al menos 316 pacientes españoles se han atendido. España es el primer emisor de europeos, seguido de cerca de Italia. A nivel mundial, el ranking está liderado por Venezuela, quien ha enviado al menos a 2878 pacientes. Inclusive estadounidenses, en menor número, se han atendido en el centro.

En testimonios

Paloma Castro viajó con su madre al CIREN en abril de 2004. Acudió a la isla por referencia de amigos cubanos. Su estancia se prolongó por un mes y aunque no logra recordar el monto exacto de sus gastos, lo aproxima a los 6 mil euros.

“Nosotros somos una familia de clase media, hicimos un esfuerzo”, comenta.

Su madre padecía de una enfermedad neurológica -parálisis supranuclear progresiva- sin tratamiento curativo, o al menos es lo que le habían dicho en España, donde la atención varió a lo largo de los años. Murió dos años después de su viaje. Castro era escéptica de realizar el viaje pero lo que más le atrajo del CIREN: el hecho de que dispusieran de un tratamiento diseñado específicamente para la enfermedad.

“No le diría a nadie definitivamente que no fuera, pero tampoco le recomendaría que se endeudara para acudir allí”, añade, además de mencionar que “no es la panacea”.

“Gran parte de la mejora se debe atribuir al trabajo que hacen los pacientes, no hay nada milagroso”, subraya.

Destaca del centro, la organización de la jornada de los días laborables, que comenzaba a primera hora con la visita de un amplio equipo médico y se completaba con la administración de los distintos tratamientos, desde logopedia, a reflexoterapia y ozonoterapia.

“Era un nivel de actividad con el que te estaban estimulando las neuronas todo el día”, recuerda. “Es un elemento que habría que aprender”.

Además señala el recibimiento y amabilidad de casi todo el personal que las atendió.

“Había algunos jefes médicos endiosados, pero los enfermeros eran maravillosos. Recuerdo que en España la gente miraba mal a mi madre, por ejemplo cuando por su enfermedad tardaba mucho en sacar las monedas del monedero”, comenta. “Allí, tres o cuatro personas venían a decirle cada día lo bien que la veían y lo que estaba mejorando”, recalca.

Pero para Castro, resulta injusto que latinoamericanos paguen menos que europeos. “Me parece bien que subvencionemos a gente que no tiene dinero, pero recuerdo a la hija de un magnate hotelero mexicano que tenía incluso servicio y que pagaba menos que nosotras. Si vas a redistribuir la riqueza, que el parámetro sea el nivel de ingresos, no la nacionalidad”, reflexiona.

Ni la tecnología del centro, ni las instalaciones explicaban el alto costo del tratamiento, además de la comida que recibían en el centro. “Casi todos los días te ponían frijoles con arroz, a veces con bichos. También una loncha de una especie de mortadela; a veces daba pena ver la cara que ponía mi madre”, recuerda y señala como acabaron saliendo a comer por los alrededores con otros pacientes, pagándolo de su bolsillo.

La sensación final:”Fue muy caro para lo que era y te lo vendían muy bien. Te lo ponen mejor de lo que realmente es y gran parte de la mejora es porque la persona trabaja mucho y porque la atención es muy personalizada”. “Pero sí que hay cosas que aprender de ese centro”, concluye.

Redacción Cubanos por el Mundo / Con información de El Español

Written by María Fernanda Muñóz

Periodista venezolana. ¿La mejor arma? Humanidad. Pasión se escribe con P de periodismo

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