“Siempre haciendo travesuras y jugando béisbol”, así recuerda Clara María, una joven residente de Santa Clara, Cuba, al astro cubano de los Marlins de Miami, José Fernández, quien perdió la vida el pasado mes de septiembre de 2016 en un accidente de bote.
Ella fue vecina del pelotero cuando la inocencia reinaba en su vida y sus sueños de ser uno de los grandes de la pelota era su impulso para seguir adelante y salir de la isla comunista.
“Siempre andaba en la calle jugando, bateando pelotas, tirando piedras, siempre estaba cayéndose pero le encantaba jugar, no era un niño malo, sino inocente”.
Con una tristeza evidente, Clara María muestra una fotografía de Fernández cuando era sólo un niño.
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“Jugabamos en la calle, eran los hombres contra las mujeres, pasábamos todo el día jugando, corriendo”.
Esos juegos llevaron a que ambos compartieran un fuerte lazo sentimental, que a pesar de su corta edad, intentaban demostrar como unos adultos.
“A veces jugábamos a los novios, como eramos dos hembras y dos varones nos dábamos besitos escondidos de la abuela”
El padre de Clara María es un fiel fanático del astro cubano, y aún guarda el pullover que le hizo a Fernández cuando era un pequeño soñador.
José Fernández salió de Cuba a la edad de 15 años, logrando llegar a los Estados Unidos y formarse como un pelotero de altura.
Estuvo en las filas de los Marlins de Miami, demostrando su talento sobre el montículo lo que le atribuyó el titulo del Novato del Año.
Desafortunadamente, el 25 de septiembre de 2016, Fernández en compañía de dos amigos, sufrieron un aparatoso accidente cuando se desplazaban en un bote por Miami Beach que impactó con un rompe olas causándole la muerte a los tres tripulantes.
Redacción Cubanos por el Mundo
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