El régimen cubano siempre se atribuye su ‘excelente y gratuito’ sistema de salud que es la punta de lanza de su ‘revolución‘ y principal matriz de exportación.
Sin embargo, detrás de esta ‘gloria’ del socialismo castrista, existen sombras que sólo pueden ver los cubanos de a pie que sufren a diario penurias para poder ser atendidos u operados en algún centro médico del país.
Pero, ¿cómo logra Cuba tener los indicadores de sanidad más altos que algunos países desarrollados?.
El diario El País, publica un trabajo señalando que el monto del PIB destinado al sector salud en la Isla es del 10 por ciento, muy por encima que el destinado por naciones como Estados Unidos o Alemania.
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Otro de los factores que beneficia al régimen en esta percepción son los turistas.
Ellos gozan de privilegios que el pueblo cubano no tiene. Las clínicas privadas, pagadas en moneda extranjera, cuenta con equipos médicos de primera, atención especializada y medicinas que tanto escasean en la Isla comunista.
Todo a un precio muy inferior de lo que cuesta en sus países natales.
De acuerdo con el doctor Julio César Alfonzo, entrevistado por el rotativo español, la división de estos servicios médicos le da un gran impulso a la pantalla del régimen cubano.
“Cuba tiene sus servicios médicos divididos en dos: uno está pensado para los cubanos y otro para los extranjeros, quienes reciben un cuidado de mayor calidad, mientras que la población nacional tiene que conformarse con instalaciones en ruinas, falta de medicamentos y equipos y falta de personal especializado, ya que éste es enviado al extranjero para generar ingresos para Cuba”
Luego de que Fidel Castro instauró su revolución en el año 1959, Cuba contaba con seis mil médicos, de los cuales la mitad emigró,
Esto obligó al dictador a replantear un nuevo sistema de salud que fuera acorde a sus ideales socialistas, por lo que formaron de manera masiva galenos en varias áreas.
En 2014, Cuba era el tercer país del mundo con más médicos por cada 10 mil habitantes con 67,2, solo superado por Catar y Mónaco. Pero a pesar de esas cifras, la calidad de esa atención primaria, que había sido durante años la piedra angular de la salud pública, se vio afectada con una reducción en un 62 por ciento de la cantidad médicos de familia, de 34 mil 261 en 2009 pasó a 12 mil 842 en 2014, según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
En 1960, cuando un terremoto azotó Chile dejando miles de muertos, Castro envió un “ejercito de batas blancas” para que prestaran ayuda en las labores de atención.
Luego vio la posibilidad de utilizar a los galenos como producto de exportación y comenzaron entonces las misiones médicas. afectando el sistema de salud cubano.
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Con el paso de las misiones vinieron las deserciones. Otro duro golpe para los cubanos, pues miles de médicos aprovecharon su estadía en otros países para huir de la dictadura.
Eso, aunado a los bajos sueldos, sirvieron como caldo perfecto para obligar a los médicos a dejar de ser mano de obra esclava para labrarse su propio destino en otro país.
El régimen continúa con su campaña de elogios a una revolución que sólo sembró miseria y decadencia en todos los niveles sociales. La salud, ya no es su joya de la corona, es el fiasco más palpable de una política que sigue destruyendo un país.
Y el testimonio de Odalys, una joven paciente que espera su ingreso en la entrada del Hospital Salvador Allende, da fe de eso.
“la situación se hace insostenible en este país, ya no es la falta de especialistas, es que tenemos que traernos todo, acabo de salir a comprar un bombillo para tener luz en la habitación. He llamado a mi casa para que me traigan también ropa de cama, toallas, incluso papel sanitario. No hay camilleros y he visto una familia transportar a su hijo enfermo hasta la habitación. Sanidad gratuita y universal, si, pero la tienen descuidada y es muy informal”
Redacción Cubanos por el Mundo / Con información de El País
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