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“No hay marcha atrás” la frase que repiten los cubanos en Serbia

Carpas de albergues en Serbia / Foto: CubaNet

“No hay marcha atrás”, esa frase se repite a lo largo de un campamento en Serbia, donde se encuentra refugiada una familia cubana que espera ansiosa poder continuar su viaje a tierras más conocidas para establecerse. España es una opción.

Esa misma frase es la que les da fuerza para no darse por vencidos, volver a Cuba no es viable

Un reportaje del portal CubaNet, relata como es la cotidianidad de esta familia que se rige bajo las el numero 1177. Allí lucha por una ración de sopa y por que el fuego que mantiene el calor en la fría choza no se extinga por temor a morir congelados.

Nelson Hernández, es quien junto a su madre, esposa y su pequeño hijo, salieron de Cuba buscando la libertad. Ellos han visto como la muerte merodea el populoso campamento de refugiados y es por eso que se cuidan de todo.

Duermen a merced de las ratas y las enfermedades. El agua con que calma la sed es esa insuficiente que obtiene en los baños donde las condiciones higiénicas son deplorables. Pocas cosas pudieran ser más aterradoras en su situación. Alemania ha cerrado las fronteras y a él se le acaban las opciones. Casi no le quedan esperanzas.

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Y él es sólo uno de los tantos cubanos que hoy se encuentran en ese frío campamento, buscando como sobrevivir, empujados por la necesidad de que en su país, en su patria, no encontraron la felicidad que merecen.

Baños en el albergue / Foto: CubaNet

La familia entera espera por un salvoconducto que le permita ir a España, pero esa espera se hace eterna.

Quien conoce a fondo o haya vivido en carne propia el dilema cubano de la emigración pudiera no asombrarse al escuchar historias similares a la de Nelson y su familia, tampoco le será difícil adivinar cómo fue a parar a un lugar tan lejano de la isla donde nació.

La verdad sobre este caso es tan complicada y, al mismo tiempo, paradójicamente tan simple como el hecho de que, al ser eliminado el flujo migratorio directo hacia los Estados Unidos desde Cuba, se han multiplicado las desventuras de quienes, no hallando una solución a sus planes de forjarse un futuro de bienestar y libertad en su país, decidieron, y aun así deciden, enrolarse en una aventura desesperada.

Pero, ¿quién es Nelson Hernández Manfredi y cómo y por qué decidió marchar con su familia a Serbia?

Dueño de un negocio de joyería en La Habana, este joven cubano residente en el reparto Lawton, municipio 10 de octubre, afirma haber sido acosado sistemáticamente

“la policía quería que trabajara para ellos con la condición de dejarme trabajar sin que me molestaran. Todo consistía en que delatara a mis compañeros de trabajo, otros de igual profesión dónde conseguían las prendas, de dónde las sacaban, a quién se las vendían, si fundían el metal para sacarlo del país, como no estuve de acuerdo tuve que cambiar varias veces de local debido a muchas multas que le ponían (los inspectores) a la dueña del local”

Su negativa a colaborar afectó a su familia, a quienes le fueron suspendidas varios ‘beneficios’.

 “Al sentir tanta presión sobre mí y mi familia decidimos salir de Cuba”.

Condiciones poco higiénicas en el campamento / CubaNet

Para ello vendió la casa familiar, el auto y el negocio de joyería. Salieron rumbo a Rusia el 27 de septiembre de 2016:

Fuimos a parar a un alquiler donde fuimos estafados. pagué 3000 dólares por cada uno por un supuesto viaje para los Estados Unidos por Alaska.  No fue más que una patraña de personas sin escrúpulos que no les importó que anduviéramos con un menor, estuvimos casi un mes rodando en Rusia, viviendo en un hostal para estudiantes, separado de mi familia, hasta que un día nos encontramos en el centro de Moscú con un amigo del barrio que nos encaminó, llevándonos a una agencia de viaje donde tuvimos que mentir diciendo que queríamos renovar la visa para estar más tiempo en Moscú y así poder viajar a Serbia”.

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Amenazados

Nelson Hernández y su familia / Foto: CubaNet

Sólo 100 metros lo separan de la libertad, sólo 100 metros hay desde el campamento hasta la frontera con Croacia.

Allí están desde el pasado 20 de octubre de 2016, donde se anotó en una lista inmensa, que cada vez se agiganta con la llegada masiva de refugiados.

“Nosotros hemos tenido que hacer nuestras necesidades en el monte. Y hasta bañarnos con agua fría. ¡Imagínate! Aquí las temperaturas bajan los 0º en muchas ocasiones. Calentamos el agua para bañarnos y también la hervimos para que el niño pueda tomar. La cabaña la calentamos con fogatas. Una vez se armó una pelea entre refugiados de otros países y nos castigaron a todos dejándonos sin comer. ¡La mayoría no tenía culpa de aquel problema! Nos exigen que no hablemos mal del campamento, o de lo contrario no nos darán comida. Pero yo me he decidido a hablar.”

Al observar la actitud de los encargados del campamento, Nelson ahora teme por su vida y la de su familia, pero aún así no desea regresar a Cuba.

“Trabajar, luchar, salir adelante, darle estudios apropiados a mi hijo, ya que no pude salir para los Estados Unidos con mi familia que está allí y están muy preocupados por nosotros. Ya América es casi imposible por las leyes nuevas. pero nada, cualquier país de la comunidad europea que me acoja y me permita el paso, no pido nada, solo una vida normal de trabajo, tranquila y estable para mí y mi familia, con libertad de expresión, sin que nadie me reprima, en fin, un ser humano normal como cualquier otro”

Nelson Hernández Manfredi, con su testimonio personal, cuestiona ese mito sobre el componente esencialmente “económico” de la emigración cubana que esgrimen políticos y académicos de fuera y dentro de la isla.

Redacción Cubanos por el Mundo / Con información de CubaNet

 

Written by John Márquez

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