José Rolando Casares y Yamilka Abascal, activistas de la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana fueron condenados este miércoles por el Tribunal de San Juan y Martínez, Pinar del Río.
El hombre recibió cinco años de trabajo correccional con internamiento, mientras que su esposa tendrá que pagar dos años de prisión desde su domicilio.
El pasado 15 de febrero, Casares fue juzgado por supuestos delitos de “desacato en su figura básica”, junto a dos delitos de “atentado” y “ultraje sexual”, y el mismo día Yamilka Abascal por el delito de “desacato de figura agraviada”.
Los hoy condenados tienen 72 horas para apelar la sentencia que se hará efectiva en los próximos diez días.
RECOMENDADO: UNPACU lanza campaña para mostrar realidad de presos políticos en Cuba
Casares y Yamilka intentaron viajar a La Habana, junto a otros activistas, para participar en una de las actividades de la MDJC cuando fueron interceptados a mitad de camino. El hombre fue golpeado y despojado de su ropa intentando obtener información sensible de la organización. Un mes luego, Yamilka fue inculpada también, para – según los acusados- privarla de su condición de testigo.
El proceso iniciado el 15 de febrero quedó inconcluso y les dijeron que para el mes de marzo deliberarían sobre su destino. No fue sino hasta el pasado 8 de marzo, que se supo la decisión de la fiscalía de San Juan.
Infructífero “desmantelamiento”
No sirvió de nada que la abogada que lleva el caso “desmantelara” cada testimonio de los testigos de la fiscalía y su actuación “excepcional” a juicio del activista, según reseña Cubanet. Tampoco que su único testigo Raudel Palacio Álvarez, contara los hechos “tal cual él los había visto”.
“La abogada pensó que la demora era para bien, pero lo que estaban esperando era a que bajáramos el nivel para ellos poder hacer de las suyas”, apunta Casares.
La defensa esperaba que el juicio resultaría a su favor, pero no fue esta la realidad. Las condenas podrían haber variado en su forma, más no en su contenido lo que ha mantenido a Abascal, mujer gestante, muy “alterada”.
“Eso es estar preso igual”, se refiere José Rolando a su condena, “en vez de en la prisión del ‘5 y medio’, en la prisión ‘del 4’, que es en la carretera de San Juan. Y es a trabajar en el campo, en el carbón, en todos esos lugares”.
Redacción Cubanos por el Mundo / Con información de Cubanet