El combinado cubano logró superar a su rival australiano donde se impusieron cuatro carreras por tres cuando Alfredo Despaigne logró un jonrón con bases llenas.
Además el cierre del taponero Miguel Lahera fue considera de lujo, lo que le aseguró a Cuba la estadía en el Clásico Mundial de Béisbol.
así, ganó el pase a la segunda fase por el grupo B junto a Japón, según dio a conocer la estatal Prensa Latina.
En la próxima etapa, cubanos y japoneses tendrán que enfrentarse a los equipos de Israel y Holanda, clasificados por el grupo A.
Solo dos entradas y dos tercios duró en el montículo el abridor cubano Lázaro Blanco, el hombre grande del staff. En la parte alta del tercer episodio perdió totalmente el control y explotó tras 62 lanzamientos y apenas 32 strikes.
En ese momento Australia amenazó con las bases llenas, pero el zurdo Yoanni Yera entró de relevo y logró controlar la presión para ponchar con apenas tres lanzamientos (dos rompimientos contra el suelo) a Logan White.
Los australianos volvieron a amenazar una entrada más tarde con dos hombres en circulación, sin embargo, Yera metió el brazo y dio el cero.
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Tras un tercio persistía el 0-0. El estrés del partido era palpable en los dos bancos.
En el final del cuarto inning, llegó la primera rebelión cubana: llenaron las bases con un out con Carlos Benítez al bate. Era una oportunidad de oro para tomar ventaja y liberar tensiones.
Pero el abridor de los transoceánicos, Warwick Saupold, obligó a Benítez a batear para doble-play y la paridad sin carreras continuó reinando en el majestuoso Tokio Dome.
La actuación del derecho australiano inspiró a todo su equipo, que acto seguido, en el quinto arriba, cayó sobre los envíos de Yera y fabricó una carrera, para tomar el liderazgo del desafío.
Con el 1-0 todo cambió: primero el manager de Australia John Deeble sacó a Saupold con apenas 50 lanzamientos (podía tirar hasta 65) y de inmediato Cuba se transformó.
Los caribeños atacaron al relevista Lachlan Wells y le marcaron un rally de cuatro carreras, coronado por descomunal grand slam del slugger Alfredo Despaigne.
Los australianos hicieron una carrera en el séptimo, cuando Trent Oeltjen le sacó la bola del parque al veloz derecho Vladimir García.
Después, en el octavo, los canguros volvieron a la carga y explotaron a García, aunque solo pudieron marcar una raya, pues el relevista Liván Moinelo, con la carrera del empate en segunda y la ventaja en primera base, logró cerrar el inning con ponche a Oeltjen.
La pizarra del Tokio Dome mostraba cuatro carreras para Cuba y tres para Australia en el momento de comenzar el noveno episodio.
El mánager cubano, Carlos Martí, puso a su taponero estrella, el derecho Miguel Lahera. La tensión era extrema.
Lahera se plantó en el box y Logan Wade falló en elevado al jardín izquierdo. Ponche a Allan de San Miguel. Lahera estaba a 92 millas. Un strike, dos, tres. Lahera ponchó a Brad Harman con una recta de 93.
Despaigne, sin dudas, fue el héroe del partido con su batazo de cuatro esquinas en un momento clave.
Redacción Cubanos por el Mundo / Con información de agencias
