Se dice que la felicidad completa, no existe. La felicidad es más bien, la suma de los momentos buenos de la vida, pero ¿qué significa ser feliz para un cubano?
Al revisar la historia de las últimas cinco décadas que han vivido los cubanos, se puede determinar que si hay algún ciudadano del mundo que le ha sido harto difícil conocer la felicidad, es precisamente a estos caribeños.
Un artículo publicado por José Hugo Fernández en Diario de Cuba, relata cómo deambulan algunos cubanos por la Calle Ocho de Miami, personas que han llegado a la demencia o que consumidos por el alcohol aun esperan algo, cualquier cosa, que contribuya a alentarles el camino.
Muchos de ellos huyeron de Cuba, en la época de los fusilamientos ejecutados por el totalitarismo castrista, cuando las cárceles de la mayor de Las Antillas se abarrotaron de opositores, cuando el dictador perseguía sin contemplación a homosexuales, a Testigos de Jehová o a cualquiera que se emancipara contra la férrea tiranía.
Sin embargo, en el exilio no todos han tenido la misma suerte, unos lograron prosperar y otros no tanto, pero lo que si es cierto, es que cada cubano lleva marcada en el alma una historia desastrosa, inhóspita, triste. No hay familia cubana que no haya sido tocada de alguna manera por la atroz arremetida del castrismo para mantenerse en el poder, una situación que aun sus 11 millones de habitantes padecen a diario.
Lo que si es cierto es que, en condiciones prosperas o no, cada cubano lleva la catástrofe por dentro, tal como lo apunta Fernández en su escrito, quien ante la situación, ha dicho “La verdad es que luego de haber nacido y vivido hasta la adultez bajo las ruedas de ese devastador cilindro que es el totalitarismo fidelista, lo anormal no es que pulule este tipo de cubanos, tanto en la Isla como en Miami, sino que la mayoría de nosotros sigamos siendo normales, más o menos, o pasemos como tales“.
Ciertamente, a los cubanos no les ha sido permitido consolidar la felicidad en su tierra, que viene de la mano con la libertad, la democracia, el ejercicio de sus derechos a expresar libremente sus ideas, condiciones que otros países han consolidado y avanzado. Hay quienes dicen, como Barack Obama, por ejemplo, que son los cubanos quienes deben lograrlo, pero está demostrado que ellos solos no pueden, hace falta el apoyo solidario del resto del mundo para construir la felicidad cubana. Indudablemente.
Redacción CPEM
