Arley Méndez Pérez, de 23 años, se entrenó durante años, para cargar sobre sus hombros grandes cantidades de peso en hierro, practicando la halterofilia a nivel olímpico. Ahora enfrenta, también sobre sus hombros, desde que desertó de Cuba en 2013, la posibilidad de conseguir la nacionalidad chilena y representar ese país, en demás competencias deportivas de su clase.
El atleta de la isla declaró que “quiero con el alma que me den la nacionalidad chilena y prometo que si sale, no los voy a defraudar. Mi esposa es chilena (la también atleta, Antonieta Galleguillos) y esa ‘personita’ que está ahí (su hijo) son quienes me dan la fuerza pa’ seguir pa’ lante”.
Méndez tomó la decisión de salir de Cuba, hace casi cuatro años, y a su vez de coronarse como bicampeón panamericano juvenil en los Juegos Olímpicos en Río (Brasil) 2016. Al igual que su colega y también cubano Julio Acosta, que defendió los colores de Chile en esa contienda olímpica.
Un proyecto de ley, patrocinado por los diputados Jaime Pilowsky y Tucapel Jiménez, entre otros, buscarán otorgarle al pesista cubano la nacionalidad, por gracia, “a la brevedad posible”.
Sin embargo, Méndez y Acosta no son los únicos. El luchador Yasmani Acosta se mantiene en la espera del beneficio de la ley que le acreditaría una doble nacionalidad y la posibilidad de representar a Chile. Los beisbolistas Asday Javier, Óscar Gacía y Norje Núñez, todos nacionalizados, que dibujan por sí mismos “un fenómeno creciente en el deporte nacional”.
Deportistas como los peloteros de Grandes Ligas del béisbol o boxeadores que han desertado de la isla a los Estados Unidos, o en ligas menores como en Japón o México han sido el centro de miradas de fanáticos que disfrutan su actividad en las referidas disciplinas deportivas, pero el otro lado de la moneda muestra a los líderes de Cuba con una molestia incontenible, por defraudar a la revolución.
Redacción CPEM / Publicado originalmente en El Mercurio