Pareciera una frase sacada de un libro de autoayuda, pero es el concepto de una maestra jubilada, quien hoy día sigue enseñando a pesar de haber abandonado las aulas hace mucho tiempo.
Elisa, es una docente que dedicó gran parte de su vida a educar a niños en apartadas escuelas de Makarenko en lo años sesenta, para aquél entonces ser maestra era toda una aventura, no habían las deplorable condiciones que reina hoy en las escuelas cubanas.
“Nosotros ganábamos 87 pesos al mes y para ser maestro tenías que subir al Pico Turquino y educar en lugares apartadísimos. No hay nada como enseñar, eso es enseñar a la persona a volar. Es la mejor profesión del mundo. Si algún día pudiera volver a nacer sería maestra nuevamente”
Aparte de su pensión de 230 pesos cubanos cobra 2 CUC mensuales por atender a seis niños en las tardes. Para ella es una forma de ayudar a su hijo Adrían, quien siguió sus pasos y es maestro, además de revivir sus días de gloria como docente.
“Lo hago para ayudar a mi hijo. Tenemos que pagar el refrigerador, y la vida se ha vuelto muy cara. Un litro de aceite cuesta casi un cuarto de mi jubilación y de la leche ni hablemos. Por suerte tengo una úlcera y me dan leche de dieta”, dice la anciana de 68 años.
Pero ahora, enseñar en Cuba se ha vuelto una odisea, debido a los bajos salarios de los maestros, las pésimas condiciones y la gran cantidad de alumnos que deben atender.
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Prácticamente se ha hecho un trabajo de amor más que de beneficios.
” Ser maestro lleva más sacrificio que trabajar ocho horas por un salario miserable. No es una profesión rentable, pero te enseña a amar”, asegura la anciana que se reconforta en esas palabras.
Pero su hijo, Adrían, es quien sufre los embates de esta generación que se ha visto a merced de una crisis económica.
En enero pasado, la Resolución 31 del Ministerio de Educación decretó un aumento selectivo de sueldo entre 200 y 250 pesos (entre 8 y 10 CUC) para aquellos docentes que tienen una mayor cantidad de estudiantes en el aula que lo normado en la educación primaria. En el caso de preuniversitario y la secundaria básica los maestros que impartan más de un programa lectivo también reciben una estimulación en metálico.
“El dinero no es lo principal en la vida, sino la realización y eso me lo da mi profesión”, dice con un orgullo este maestro emergente de 29 años, graduado en los años en que la ausencia crónica de docentes hizo a Fidel Castro lanzar su Batalla de Ideas y graduar a miles de jóvenes como docentes con apenas ocho meses de formación.
Pero hoy su profesión le supone una gran paradoja, ya que debe constantemente debe pensar si seguir como maestro o buscar otro oficio que le genere más ingresos, tal como lo hicieron algunos de sus colegas.
“En enero nos subieron el sueldo. No lo quieren llamar aumento de salario porque solo afecta a quienes tienen más de 25 muchachos en el aula, pero al menos es algo”
El profesional asegura que las instancias que deberían protegerlo sólo obedecen a las decisiones del régimen comunista, que se adjudica una educación gratuita, pero de mala calidad.
“El sindicato de trabajadores solo funciona para pedir dinero y marchar los primeros de mayo en la plaza. Jamás exigen nada”.
A manera de evitar mayor deserción de maestros, los directivos permiten a los docentes ejercer actividades comerciales dentro del planten a pesar de estar prohibidas por las reglas educativas cubanas.
“Dicen que en algunas provincias, como Matanzas, a los docentes les venden productos alimenticios a un precio subsidiado. Si al menos hicieran eso aquí, no tendría que vender caramelos”.
El salario medio de los profesionales de la educación apenas se ha incrementado en los últimos años. En 2013 era de 512 pesos, dos años después, en 2015, datos oficiales confirman que el salario medio es de 537 pesos cubanos al mes, unos 21 CUC.
Sin embargo, el salario real ajustado a la inflación permite solamente cubrir un 28 por ciento del poder adquisitivo de los ingresos de 1989, según cálculos del economista Carmelo Mesa-Lago.
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Redacción Cubanos por el Mundo / Con información de El Nuevo Herald
