Cochear en Santiago de Cuba se hace cada vez más difícil, sino basta con preguntarle a “Tato”, como es conocido entre sus amigos de la comunidad de Veguita, quien asegura que las nuevas formas de transporte y los controles impuesto por las autoridades les dificulta su labor.
Él se levanta todos los días a las 5:00 am, prepara su caballo, su coche y sale a recoger pasajeros en la ruta entre la Terminal de Trenes y La Barca de Oror, la de mayor flujo de pasajeros en el Consejo Norte.
Pero un cambio de la piquera de coches del Paseo La Alameda hasta la nueva Terminal de Trenes y Ómnibus en el reparto Agüero-Mar Verde, le puso el trabajo muy complicado.
“La cosa se ha puesto difícil. La mayor cantidad de pasajeros son de las cercanías de La Alameda y ahora han tenido que cambiar la forma de transportarse”.
La directiva sobre circulación, vigente desde el 1 de junio del pasado año en la ciudad santiaguera, controla las piqueras y el tránsito de coches con pasajeros en las principales avenidas del centro histórico de la añeja urbe, además de otras disposiciones a cumplir en lo higiénico-sanitario.
El portal CubaNet entrevistó a Martha Delgado, trabajadora de la Oficina del Historiador de la Ciudad, quien asegura que los coches “afeaban” la ciudad colonial.
“La Alameda es un lugar emblemático de esta ciudad y esa cantidad de coches en el inicio del paseo afeaba el entorno totalmente remozado por las celebraciones de los cinco siglos de la villa. Ahora están en mejor lugar, donde cargan más pasajeros”,.
Para Mariano, cochero con más de veinte años en el oficio, “tirar pasaje bajo esta medida es no ganar nada de dinero”.
“Nos han restado pasajeros y, aunque los tramos son más cortos, la mayor cantidad de personas va hacia La Alameda, y solo podemos transitar vacíos porque, si tenemos gente montada, cogemos una buena multa”
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Problemas de higiene
Para un especialista del Plan Maestro, el problema con los cocheros radica en los desechos dejados por los caballos que le quitaban la armonía cotidiana a la ciudad.
“los cocheros no cuidaban la zona, los caballos defecaban en plena vía y algunos de estos cuentapropistas no tenían un recolector para estos desechos”. Señaló que, con las nuevas disposiciones que se están acometiendo en la ciudad, el sector privado se verá más beneficiado.
La retocada Alameda Michaelsen es un importante enclave turístico, donde significativos lugares de recreación son rehabilitados por estar a la entrada marítima de la ciudad, cercano al joven malecón santiaguero y al puerto de la urbe que recibe a visitantes foráneos todo el año.
Magda Padrón, vecina de la calle Barracones, una de las vías más cercanas a la emblemática arteria, dice estar conforme con la regulación.
“Nos han quitado un peso de encima, porque ya no tenemos esa peste a orina de caballo y las calles permanecen más limpias”.
Un joven cochero que vive en la localidad de Altamira indicó que la nueva piquera a casi tres kilómetros de la anterior, no da resultados
“muchas personas que cogían los coches de La Alameda hasta la terminal de trenes y viceversa, ahora no tienen otro medio de transportación, ya que muchos se trasladan con bultos grandes y los coches eran un alivio para ellos”.
Multas ostentosas
Javier Rodríguez, inspector del Ministerio del Transporte (MITRANS), señaló que las multas aplicadas a los cocheros por incumplir las nuevas normativas van desde 700 a 1500 pesos cubanos, si se detecta una reincidencia, se le decomisa el coche y el animal.
También mencionó que existe un cuerpo de inspectores que se encuentran en la calle velando porque se cumpla la normativa, “pero más que un cambio de lugar, la decisión es aislarlos por completo”, selló.
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Redacción Cubanos por el Mundo / Con información de CubaNet
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