Ángel Espinosa Capó, de 50 años, era uno de los grandes boxeadores de Cuba, además Campeón Mundial en 1986 y el pasado lunes lo sepultaron en Holguín, de donde era oriundo.
Tras repatriar el cuerpo desde los Estados Unidos el boxeador llegó a su tierra de nuevo y le dieron santa sepultura en presencia de sus familiares y cercanos.
El diario oficial Ahora, informó que los actos velatorios se realizaron en casa de su madre, ya fallecida, Herminia Capó, en Sanfield, a donde asistió su viuda, la mexicana Albina Madariaga y Mario Kindelán, bicampeón olímpico de los 60 kilos.
Al campeón del boxeo “le diagnosticaron problemas pulmonares, una vieja neumonía complicada con sinusitis y asma”, dijo Madariaga, quien aseguró que esa fue la causa de la muerte del expugilista.
Este lo hallaron en un gimnasio de Miami Garden, con una máscara de aerosol sobre su rostro. En dicho establecimiento se ganaba la vida preparando a jóvenes boxeadores en Hialeh, ciudad aledaña a Miami.
Madariaga declaró que su esposo “siempre dijo que regresaría a Holguín (…) su última visita a tierra holguinera fue en diciembre de 2016 y estuvo hasta enero de este año acá. Aquí nació y creció, por lo tanto, su afecto nunca terminó, donde quiera que estuviera, mencionaba a esta provincia.
“En Internet se logró juntar algo y logramos traerlo. Quedará en la perpetuidad en un panteón del Cementerio de Holguín”.
El atleta cubano dio sonrisas a su tierra al ser seis veces campeón nacional en tres divisiones (71, 75 y 82 kilos). Su pegada se dice que era muy dura y “demoledora”, con ambas manos.
Fue Campeón Mundial en Reno 1986, ganó la Copa del Mundo Belgrado 1987 y el Match Mundial de Retadores de 1988. En los cuatro topes que participó entre Estados Unidos-Cuba nunca perdió.
Redacción CPEM / Con información de Diario de Cuba
