Coronada como la madre protectora del viajero peregrino, la Virgen del Camino es una de las imágenes religiosas más importantes de la capital cubana. A ella acuden los cubanos en busca de ayuda o guía cuando salen de viaje.
A pesar de no ser reconocida por la iglesia católica, la imagen de la santa es visita por cientos de cubanos diariamente. Flores, monedas y otras ofrendas reposan sobre los brazos y pies de la escultura.
Creada en el año 1948 por la escultura Ritalonga, la plaza donde reposa la virgen es un centro de peregrinación para aquellos que planean realizar extensos viajes.
La fe hacia la virgen nació cuando la artista colocó una moneda en el pedestal y esta cayó al agua. Desde entonces, las personas arrojan moneda a la fuente que rodea la escultura pidiendo por un milagro.
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Un conocedor cubano relata, que tuvieron que abrir una cuenta en el banco a nombre de la virgen debido a la gran cantidad de monedas que arrojaban en la fuente. Con los años la monto fue creciendo y ahora cuenta con miles de pesos.
Para algunos devotos, la virgen despierta un fervor sin igual, y es una parada obligatoria para choferes y viajeros.
“La virgen siempre tiene flores frescas, hay negocios de flores que se han instalado para que la gente compre las flores y se las deposite a la gente”
Pero no sólo los habaneros acuden a la Virgen del Camino. Personas de todo el país que visitan La Habana, llegan hasta la plaza donde se encuentra la escultura para pedir por su salud y su familia.
Redacción Cubanos por el Mundo
