Hasan Rohani, presidente de Irán / elnacional

Irán interesado en América Latina para expandir su religión e ideología

May 26, 2017

América Latina, territorio de interés para Irán. Según reporta la agencia EFE, mientras los “misioneros” iraníes están ganando almas para el chiismo en países como Perú, Cuba y Costa Rica, donde era inexistente la presencia de musulmanes, el grupo terrorista Hezbulá ha entrado de frente al tráfico de drogas, contrabando de cigarrillos y diferentes actividades delictivas en la región latinoamericana.

En un reciente informe presentado ante el subcomité del Senado de Estados Unidos dedicado entre otros temas al Hemisferio Occidental y al Crimen Transnacional, el italiano Emanuele Ottolenghi, especialista en financiación de grupos terroristas y delictivos y miembro de la Fundación para la Defensa de las Democracias, con sede en Washington, alerta sobre las “Influencias externas emergentes en el Hemisferio Occidental”, como se titula su análisis, centrado en el régimen iraní, el grupo chií libanés Hezbulá y las actividades de ambos en América Latina.

Según Ottolenghi, no cabe duda de que “hay muchos puntos de contacto” entre el régimen iraní e Hezbulá también en América Latina.

En el informe se afirma que, “de hecho, la operación de Hezbulá en América Latina es parte integral de la estrategia de Teherán y depende del apoyo iraní”, que el grupo chií paga “proveyendo ayuda a las operaciones iraníes cuando se necesita”.

Desde los años 80, Irán ha intentado exportar su revolución a América Latina para alentar sentimientos antiestadounidenses con el propósito de desafiar la influencia del referido “imperio”, el punto de inflexión” fue la amistad que el fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez, tuvo con su colega iraní, Mahmud Ahmadineyah, extendida luego a otros presidentes latinoamericanos.
Chávez permitió a Teherán usar Venezuela para burlar las sanciones estadounidenses, señala.

Pero los intentos de exportar la revolución iraní de 1979 a América Latina son muy anteriores y estuvieron a cargo de “misioneros” como Moshen Rabbani, quien llegó en 1983 a Buenos Aires, de donde salió unos años después del segundo gran atentado contra intereses judíos en Argentina, perpetrado en 1994 y del que hoy es considerado uno de los responsables.

Rabani continúa dedicado a dirigir la red misionera en América Latina, que ya no solo tiene mezquitas y centros en Argentina, Brasil y Venezuela, sino en países sin comunidades musulmanes previas, como Perú, Cuba y Costa Rica.

Según el especialista el centro chií de Abancay (Perú) acoge ya a 100 conversos y que algunos de los nuevos musulmanes latinoamericanos son enviados a Irán a formarse como clérigos para que sigan diseminando la semilla del chiísmo en la región.

Alerta que el apostolado se orienta en la justicia social, para lo cual convierten a Hussein, el imán descendiente de Mahoma al que los chiítas consideran su líder histórico, en una especie de Che Guevara, dice Ottolenghi.

“Irán sigue viendo a América Latina como un lugar de expansión ideológico-religiosa”, afirma para señalar después que la red de centros misioneros iraníes en la región no solo dispensan servicios religiosos, sino “adoctrinamiento” y “radicalización”.

Redacción Cubanos por el Mundo / Con información de EFE

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