Eugenia Hernández, Dama de Blanco y una de las migrantes cubanas que quedó atascada en Panamá tras la cancelación de la política de pies secos/ pies mojados en ese territorio, desertó del grupo que permanecía albergado en Cáritas, Panamá, luego de que decidieran trasladarlos a Los Planes de Gualaca, en Chiriquí, prometiéndoles mejores condiciones de vida.
“En este país no he recibido ningún tipo de apoyo como perseguida política, sin embargo, reconozco la atención de los cuerpos de seguridad cuando cada uno de los cubanos pisamos por primera vez suelo panameño en la Selva de Darién” comentó Hernández, quien lloraba ante las cámaras de Panamá Today.
La opositora busca evitar su deportación, destino que considera será el que le espera a los más de cien migrantes que permanecen en Chiriquí, intención que además ha expresado el presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, sea la que tengan los migrantes que aún permanecen.
“¿Por qué tanta represión con esos hermanos que están en ese albergue? no los dejan salir sino un día a la semana con policías. ¿Por qué tanto acoso si en teoría no van a ser deportados?” se pregunta Hernández.
La opositora al régimen castrista arribó a Panamá el 18 de diciembre de 2016, once días más tarde acudió a la Oficina Nacional para la Atención a los Refugiados (ONPAR) a solicitar el refugio político. Según la activista cubana, ella no calificaría pues había salido por el aeropuerto desde La Habana “pero para llegar a Panamá tuve que aterrizar en Guyana y luego un recorrido a pie que continuó por Brasil, Perú, Ecuador, Colombia y la selva del Darién. Y si soy perseguida política porque tengo evidencias del maltrato y las amenazas recibidas en Cuba”.
Redacción Cubanos por el Mundo