El consumo de bebidas alcohólicas y de cigarrillos comienza desde temprana edad en los cubanos, es una realidad que no se puede ocultar, pero el “Gobierno”, al parecer, no aplica mecanismos para contrarrestar esa situación.
La cultura está afectada por lo consiguiente la educación o mensajes que reciben los niños, sin supervisión, en las calles, es desenfrenada. Las campañas de televisión para prevención asistidas por el Estado cubano han quedado en total ineficiencia.
Las máquinas expendedoras echan por la borda toda campaña que el Estado pretende hacer para generar conciencia en padres y niños, para evitar la ingesta de sustancias psicotrópicas. Estos aparatos con entrar la cantidad de dinero establecido por producto y oprimir el botón del artículo a comprar te hace entrega de lo que quieras, sencillo para un adulto como para un niño.
El equipo de Cubanet recorrió calles céntricas de La Habana en las que grabó máquinas de estas siendo manipuladas por niños, sin la supervisión de representantes o vendedores encargados. Dos estaban en la avenida Malecón, correspondientes al Café Neruda y al restaurante La Abadía. Otro a un costado del restaurante-bar Las Terrazas, en la esquina de Prado y Genios.
Vecinos del sector indicaron no estar de acuerdo con estas máquinas, en espacios públicos sin alguna vigilancia o regulación. A una mujer le preguntaron “¿usted cree que esa máquina pueda ser supervisar o controlada por el personal del bar?”, a lo que respondió que piensa que sí. Pero que no debería la unidad venderles cervezas a niños.
Pero su acompañante, también mujer, la interrumpió y aseguró, “pero ahí vienen directamente a sacar las bebidas, yo pienso que ahí no debería estar (…) aparte de eso viene un niño y compra, saca la cerveza y se va”.
Agregó que no ha visto a ningún niño sacando cerveza pero si los ha visto manipular y sacar bebidas gaseosas del aparato, sin la ayuda de algún mayor o supervisor.
Otra señora indicó, tajantemente que para ella “está mal puesta la máquina, ese en primero porque los niños no tienen ni idea de lo que puedan hacer, ahora, a mime gustaría que estuviera más protegida en un lugar determinado donde estuvieran las personas mayores que lo puedan requerir, así donde está no me gustaría que estuviera, porque imagínate tú”.
La supervisión y protección no están presentes en estas máquinas, por lo que los adultos aseguran que no deberían permitirlas, porque esas máquinas permiten la venta sin control. Un hombre aseguró que “esas máquinas, usted las sacude y muchas veces los productos salen sin pagar”. Este mismo señor agregó que es uno de los problemas que está creciendo en Cuba en estos momentos, “tanto el licor como el hábito de fumar”.
“Aquí en La Habana hay unas ‘maquinitas’, pero usted va a un reparto no ve una ‘maquinita’, y es donde más venden el alcohol, el cigarro y todo lo que no se puede consumir un menor se lo venden”.
Según Granma, el 45% de la población cubana, mayor de 15 años consume bebidas alcohólicas. Siendo tan prematura esta inclinación, que no es de extrañar que la mayor cantidad de dependientes alcohólicos tengan entre 25 y 42 años de edad. El problema ha sobrepasado cualquier intento de contención. Las féminas beben alcohol a la par de los hombres y por contradictorio que pueda parecer, son más propensas aquellas con un nivel educacional superior.
Redacción CPEM / Con información de Cubanet
