Desde el comienzo mismo del gobierno revolucionario de Cuba, el 1 de enero de 1959, Fidel Castro le puso el ojo al petróleo venezolano. A solo 23 días de tomar el poder, hizo una visita al recién electo president, Rómulo Betancourt, pidiéndole petróleo en condiciones favorables, con el fin de –en sus propias palabras—“consolidar la revolución y luchar contra el imperialismo”. Sorpresivamente, Betancourt le negó a Castro la petición de energía barata, en parte porque en aquel momento la explotación petrolera estaba controlada por las transnacionales y porque, seguramente, sospechaba de las ambiciones expansionistas del recién llegado líder revolucionario.
De ahí en adelante, las acciones guerrilleras contra Venezuela, dirigidas por Castro, estaban orientadas a controlar políticamente al país vecino con las mayores reservas de petróleo del mundo. Comenzó con la llamada “Invasión de Machurucuto”, en mayo de 1967, donde un grupo de soldados cubanos y guerrilleros venezolanos adiestrados en Cuba, desembarcaron en la playa de Machurucuto, estado de Mérida, con la misión de entrenar a las guerrillas ubicadas en Los Andes venezolanos y terminó en el 1999, con el triunfo electoral del Teniente Coronel Hugo Chávez Frías, entrañable amigo y seguidor del dictador cubano.
Para Castro, en el momento en que desapareció el apoyo económica recibido por décadas de la esfumada Unión Soviética, la única esperanza de supervivencia era la fusión de la economía cubana con la venezolana.
Así las cosas, Chávez y el “Socialismo del Siglo XXI”, se convirtieron en la solución de sus dos problemas principales: enfrentar la crisis del mal llamado “Período especial en tiempos de paz” y seguir propagando el marxismo-leninismo entre las naciones latinoamericanas, a pesar de la muerte mundial del socialismo real.
La clave para entender el control cubano en Venezuela es la presencia de unos 60,000 cubanos en áreas que van, desde las fuerzas armadas hasta los departamentos de seguridad, salud, educación, deportes, comunicaciones y demás. El principal componente es el Estado Mayor cubano permanente en Fuerte Tiuna, con contacto directo con el Centro de Operaciones de la, Habana, e integrado por dos generales, cuatro coroneles, cinco tenientes coroneles y 25 oficiales subalternos, los cuales dirigen ocho batallones cubanos. Además, este Estado Mayor, supervisa y planifica todas las operaciones de las Fuerzas Armadas Venezolanas.
A la muerte inesperada de Chávez, en marzo de 2013, Nicolás Maduro, que era su segundo al mando, fue elegido presidente en elecciones convocadas en el mes de abril. Nos preguntamos ¿cómo llegó Maduro, un simple chofer de Metro, a ser el sucesor del creador del “Socialismo del Siglo XXI? La respuesta es muy simple. Los Castro conocieron a Maduro antes que a Chávez. A fines de los 80, cuando se decía que Maduro estaba “de reposo” en el Metro de Caracas, realmente estaba en La Habana, estudiando en la Escuela Superior del Partido Comunista de Cuba, formándose como un cuadro de confianza del régimen castrista. ¿Alguien sensato podría poner en duda hoy, el rol de liderato y control que está jugando Cuba, de cara a las protestas multitudinarias del bravo pueblo venezolano, ante el devastador fracaso del régimen chavista?
Por Andrés Candelario / Publicado originalmente en El Nuevo Día