Un problema climatológico como la sequía que azota a Cuba, permitió el descubrimiento arqueológico de un asentamiento de aborígenes del siglo XVI; en la presa “Zaza”, la más grande de la isla, que está en un 11% de su capacidad de embalse, reveló la prensa local.
En el lugar hallaron restos de objetos y materiales aparentemente traídos por los españoles durante su conquista y colonización de las áreas indígenas de la región central de Cuba, indicó el jefe del Gabinete de Arqueología de la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos de la provincia de Sancti Spíritus, Orlando Álvarez de la Paz, reseñó EFE.
Álvarez de la Paz contó al diario oficial Escambray, que se encontraron fragmentos de cerámica mayólica, Columbia Liso y Caparra Azul, junto a otros de botijas, dos herraduras de caballo y algunos clavos.
Un disco de barro también fue hallado y estimaron los expertos que este fuese utilizado por los aborígenes agricultores cubanos cocinaban, pero además evidenciaron piedra tallada y objetos utilizados para la pesca, como redes.
Los especialistas involucrados en la investigación indicaron que el hallazgo se corresponde con la vieja hipótesis de historiadores que sitúan el punto fundacional del poblado de Sancti Spíritus, según la cartografía, entre los arroyos La Botella y Pueblo Viejo (hoy Puente Palo).
Convirtiéndose en un terreno que representa parte de la historia cubana, reflejando el lugar donde coincidieron indios cubanos y españoles para la época en la que se asentaron en Cuba. El descubrimiento se originó durante el VII Taller de Arqueología Aborigen y Colonial.
El arqueólogo cubano explicó que en tres expediciones anteriores a esa zona, realizadas entre el 30 de abril y el pasado 19 de mayo, se localizaron más de una treintena de nuevas estaciones arqueológicas, casi la mitad de las cuales eran aborígenes, en tanto otras contenían piezas de siglos entre el XVII y el XIX.
Sin embargo el experto explicó que la cuenca de inundación de la presa Zaza no se ha incursionado, donde hay áreas “inexploradas y potencialmente relevantes”. Con este descubrimiento recuperan las autoridades un importante de conjunto de pruebas materiales de alto valor patrimonial, que en lo usual permanecen bajo agua.
Este embalse, el más grande de Cuba, tiene una cortina de 3300 metros de largo, 40 metros de altura al descubierto y una capacidad de 1020 millones de metros cúbicos de agua, pero está en un 11%, nivel más bajo en las últimas tres décadas y ofrece uno de los rostros más visibles de los estragos que ha dejado la severa sequía que afecta a la Isla.
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— Delia Rosa Proenza (@deliaproenza) June 8, 2017
Redacción CPEM / Con información de EFE