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Cuentapropismo en apuros

Cuentapropista en La Habana / Créditos: Abel Rojas
Cuentapropista en La Habana / Créditos: Abel Rojas

Las autoridades de Cuba solo emiten señales de contradicciones, retrocesos e ineptitudes, precisamente en la etapa de remplazo de los guerrilleros llegados al poder en 1959, con una situación económica sin asideros exteriores y complicaciones políticas y sociales. Incluso en el turismo, priorizado por el Gobierno para estimular el auge económico se imponen restricciones a los contratos directos de las empresas estatales con los trabajadores por cuenta propia, una adusta apertura apreciada con optimismo internacionalmente.

Cumplimiento de los compromisos políticos, económicos y sociales, seguridad jurídica, garantía a las inversiones, solvencia financiera con respaldo a los depósitos y el movimiento de las ganancias, entre otras, resultan imprescindible en Cuba para lograr credibilidad internacional y atraer las añoradas inversiones extranjeras. Sin embargo, retornan las diatribas contra la concentración de riquezas de los cuentapropistas y se argumenta la regulación mediante impuestos como si no se estuvieran aplicando en elevada cuantía desde la zigzagueante autorización en 1993 y las sucesivas ampliaciones a partir de 2010. Ciertamente, Fidel Castro suprimió hasta el más mínimo emprendimiento privado, así como las relaciones contractuales, los impuestos, los créditos bancarios, la contabilidad y otros mecanismos de control económico básicos, aduciendo que eran lastres del capitalismo, con lo cual comenzó el desbarajuste de la economía cubana y las destrucción de los valores cívicos.

En Cuba se cercenó la memoria histórica anterior a 1959, incluso que los dirigentes actuales utilizaron eficientemente medidas económicas. En los territorios ocupados, Fidel Castro aplicaba impuestos. A mediados de 1958, en el extenso Segundo Frente Oriental, dirigido por el Comandante Raúl Castro Ruz, se impuso una política tributaria a los hacendados azucareros, ganaderos y agricultores, con una contribución de 15 centavos por cada saco de azúcar de 250 libras, recaudada por Pastorita Núñez, que alcanzó los tres millones de pesos. “Solo en la región central, en los dos meses finales de la guerra civil, los hacendados, colonos y ganaderos aportaron al Che (Guevara) en Las Villas unos 700 000 dólares, en carácter de impuestos voluntarios anticipados, a través del capitán Antonio Núñez Jiménez…”, según el libro “Batista, los últimos días en el poder” de Padrón y Betancourt.

Mediante la Resolución No.28 del 24 de mayo, el Grupo Empresarial de Servicios al Turismo (Servitur S.A.) paralizó la firma de nuevos contratos entre sus entidades y los trabajadores por cuenta propia y las cooperativas no agropecuarias (CNA), debido a “deficiencias detectadas en la contratación económica”, aunque dispuso mantener el cumplimiento de las obligaciones refrendadas en contratos económicos suscritos con anterioridad a la firma de la disposición. No obstante, la Instrucción No. 3 con idéntica fecha, del director General de Emprestur S.A., una de las sociedades mercantiles de Servitur S.A., ordenó en su acápite cuarto rescindir, en los casos que procedan, los contratos en varias áreas, como transporte de carga, servicios de reparación de equipos informáticos, mantenimiento de áreas verdes y compraventa de plantas ornamentales. (Informaciones tomadas de IPS, 9 de junio). La permanencia de esa paralización demostraría la inconsistencia de las reformas cosméticas cubanas.

Las empresas del Ministerio de Turismo contratan los servicios a los hoteles de albañiles, cerrajeros, plomeros, mecánicos de refrigeración y de equipos eléctricos, reparadores de colchones, tapiceros, y otros oficios permitidos a cuentapropistas. Pero los contratos directos para habitaciones y casas de alojamiento, paladares, suministro de frutas, vegetales, flores, artesanía y otros han sido las mayores muestras de cambio en el tratamiento de la actividad privada, ya que hace solo unos años los cubanos no podían tener relaciones con extranjeros, el turismo era considerado fuente de divisionismo ideológico y de enriquecimiento contrario a los preceptos del socialismo cubano. La carencia de suficientes capacidades hoteleras y la imposibilidad del gobierno de brindar servicios imponen la apertura, que ha tenido impacto positivo para las empresas estatales sobrecargadas de trabajadores, la economía personal y familiar de los emprendedores, el fomento de actividades complementarias y la prosperidad de las regiones con polos turísticos autorizados, como Trinidad y Sancti Spíritus. El propósito de recibir más de 4,2 millones de visitantes en 2017 y las aspiraciones al continuo incremento, con notables posibilidades provenientes de Estados Unidos, demandan la participación de los cuentapropistas y las cooperativas agropecuarias y no agropecuarias.

Los compromisos de calidad y apego a los cronogramas son elementales, y los incumplimientos y penalidades resultantes tienen que consignarse en los contratos. Las empresas estatales o mixtas contratistas tienen que garantizar su cumplimiento. Los cuentapropistas cuidan no perder los espacios logrados con muchas dificultades, y abrirse mayores oportunidades en la difícil competencia con las cooperativas no agropecuarias, impulsadas por el gobierno con el reciclaje de sus empresas ineficientes, y la designación de ejecutivos provenientes del Partido Comunista, las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior y otras instituciones. Existen emprendimientos privados muy exitosos, de los cuales sobresale la Fábrica de Arte en La Habana, que se expande por las distintas manifestaciones artísticas nacionales e internacionales, incluyendo de Estados Unidos, en colaboración con el Ministerio de Cultura y otras entidades estatales.

Las actividades de los trabajadores por cuenta propia pueden ser complementos sustanciales de la macroeconomía, como sucede en la mayoría de los países, incluidos amigos del gobierno de Cuba como Nicaragua, Ecuador y Bolivia. No puede seguir demorándose el reconocimiento de la propiedad privada en la Constitución y la legislación complementaria como prometió el presidente Raúl Castro. Los deberes y derechos tienen que poseer fuerza legal para nuestros ciudadanos, las instituciones internacionales y empresarios extranjeros.

Publicado originalmente en Cubanet por Miriam Leiva

Written by CubaNet

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