El senador republicano de Miami, Marco Rubio, dio un salto desde la integridad de Estados Unidos a la promesa de un cambio político hacia Cuba de EE.UU ¿Será esto posible? Se cuestiona el Nuevo Herald en una publicación.
Las visiones que dejan las nuevas movidas políticas en Estados Unidos apuntan a que es cierta la hipótesis. El político republicano tuvo una participación fundamental en la audiencia del pasado jueves de la Comisión de Inteligencia del Senado sobre la investigación acerca de la interferencia de Rusia en las elecciones presidencial de 2016.
En esa audiencia, James Comey, ex director del FBI, declaró una serie de conversaciones que tuvo con Trump, aparentemente “incómodas”, antes de ser destituido de su cargo. El presidente al parecer le hizo saber que él quería que se diera por cerrado la investigación criminal del asesor de seguridad nacional Michael Flynn, y que se “levantara” la “nebulosa” de la investigación sobre los lazos de la campaña de Trump con la interferencia rusa, dijo Comey.
En el momento que Rubio debió hacer preguntas a Comey, las que hiciera fueron retóricas poniendo en duda las revelaciones del ex jefe del FBI, según expertos Rubio se notó interesado en conseguir que Comey admitiera en público que el presidente del país norteamericano “no se encontraba personalmente bajo investigación” que en obtener algún tipo de nuevo evidencia para la investigación del Senado.
Pero el movimiento político va más allá, ya que Trump ha hecho opiniones con respecto a la relación con Cuba, que según el Nuevo Herald,”tiene dos caras”. Trump prometió en su campaña electoral a los veteranos de Bahía de Cochinos en Miami, de que él restablecería una política de línea dura para líder con el “gobierno” de Cuba, su administración incluye a ejecutivos que le dieron el visto bueno a la reanudación de relaciones y viajaron a Cuba para explorar posibilidades de negocios.
Por lo que Trump, como ciudadano y empresario, se ha visto motivado a hacer negocios en Cuba. En 2014 sus ejecutivos visitaron la Isla para explorar e indagar la posibilidad de abrir un club de golf de lujo, levantar un hotel y una Trump Tower en La Habana. Estas excursiones, hechas sin la aprobación del Departamento del Tesoro y violando el embargo de Estados Unidos hacia Cuba, fueron bien documentadas por Bloomberg Businessweek y Newsweek.
Rubio calificó de “lo más bajo” y de “una bofetada en pleno rostro”, el que Obama anunciara el 17 de diciembre de 2014 que iba a echar a un lado 50 y tantos años de política fallida hacia Cuba, haciendo el presidente algo que nadie pensaría, no consultaron con los cubanoamericanos del Congreso.
Si a los problemas de Trump se les da de lado, Rubio tendrá la oportunidad de dar su propia bofetada, y de celebrar su victoria en Miami.
Sin Trump, la política de relaciones con Cuba pasa a segundo lugar con relación a la crisis del mando de la nación, y permanecería intacta siquiera por no haber quien se ocupe de ella, refiere la publicación. Agregando que “trocar la integridad de este país por un cambio en la política hacia Cuba es bochornoso”.
Redacción CPEM / Con información de el Nuevo Herald
