Dos palabras fáciles de decir, no tan fáciles de poner en práctica para los gobiernos. Mucho menos para aquellos de corte totalitario, de dictaduras “puras y duras” como es el caso de la dictadura cubana sostenida en la isla por casi seis décadas. Para un país que no ha conocido en su historia, del placer de la democracia, cuesta aún más definir la terminología.
Consultados ante las cámaras de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) los isleños responden sobre qué conciben por “participación ciudadana”. El desconocimiento del concepto no ocurre pero al llevarlo a la práctica cuesta ejemplificar.
Uno de los consultados responde con total claridad: Participación ciudadana “es que ciudadanos como yo tengan derecho a participar en un voto libre, en la vida social, económica del país, tener el derecho a eso”.
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Sin embargo, alegan que la única “participación” que conocen, es la rendición de cuentas, proceso en el que cada miembro de los Comité en Defensa de la Revolución expresa sus problemas, sin embargo, “ninguno se resuelve”.
“Todos los años presentan las mismas quejas y nada se resuelve. Cuando se toman decisiones, el pueblo no opina, no es protagonista”.
De algo se está claro. La participación ciudadana es un asunto de democracia, de libertad de expresión de división de poderes, donde los derechos humanos sean respetados, reconocidos, cuya preservación sea asumida con compromiso por las instituciones
¿Qué necesita Cuba para que haya participación ciudadana?
“Una transición, un cambio político. Un verdadero Estado de Derecho y que Cuba viva bajo una verdadera democracia”.
Redacción Cubanos por el Mundo