El primer mandatario estadounidense Donald Trump, decidió el pasado 16 de junio, suspender algunas concesiones importantes que se habían acordado durante el proceso de acercamiento EEUU-Cuba, iniciado por el ex presidente Barack Obama desde el 2014 respecto a Cuba, tiempo en el que se mantuvo cierta apertura en las áreas económica, turística, educativa y cultural, entre otras.
No obstante, poco o nada aportó el régimen para favorecer un intercambio equilibrado entre las dos naciones. Más bien, ante la denominada apertura, los opositores de la Isla y el mundo entero, fueron testigos del incremento de la represión, la violencia, las amenazas, los amedrentamientos y de las falsas acusaciones a las cuales fueron sometidos permanentemente quienes piensa distinto al castrismo y su tiranía.
Sin duda, son hechos que soslayan la calidad de vida del pueblo cubano y el ejercicio de los derechos humanos y sus libertades fundamentales, y ante los cuales la nueva gestión gubernamental norteña reaccionó y respondió acertadamente. De hecho, los recientes anuncios realizados por Trump desde Miami, no toman por sorpresa al castrismo y sus acólitos.
Durante su campaña presidencial, el magnate republicano ya venía anunciando que de no evidenciar cambios en aquellos aspectos revertiría ciertos acuerdos logrados durante la gestión que le precedió, como efectivamente ocurrió, en virtud de que ni siquiera se revelaron acciones que permitieran vislumbrar avances en esta materia.
De hecho, organizaciones y movimientos políticos opositores dentro de la Isla, como la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) y las Damas de Blanco, hoy celebran las nuevas medidas que regirán el nuevo destino de las relaciones EEUU-Cuba, recibidas como una muestra de solidaridad internacional ante el atropello y el despotismo al cual está sometido el pueblo cubano dentro de la cercada Isla y que ya alcanza casi sesenta años.
Como era de esperarse, Trump reaccionó con certeza ante un proceso bilateral que venia favoreciendo, vigorizando y perpetuando el poder de la tiranía dentro de la Isla. El castrismo, con los anuncios realizados por el primer mandatario estadounidense, acaba de cerrar un capítulo en la historia contemporánea cubana. “El deshielo” ha llegado a su fin, para dar paso a otro proceso el de “La oportunidad perdida”.
Redacción Cubanos por el Mundo
