Los médicos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) intentan obtener un cupo en las escuelas de medicina de Cuba, tras el tratado de paz que ha firmado Colombia con el grupo rebelde, por lo que ahora quieren dejar las armas y dedicarse netamente a la medicina.
En una publicación que realizó AFP, entrevistó a Johana Japón en sus 17 años como “enfermera” en las filas de las FARC, el caso más difícil que le tocó vivir fue el de un guerrillero “herido por un arma de fuego a la altura de los intestinos y cuya cadera fue prácticamente destruida por el impacto de bala”.
“Tenía astillas del mismo hueso que cada nada le rompían el intestino delgado, tuvieron que operarlo como unas tres veces y a lo último ya tenía que quedarse con los intestinos afuera y nos tocaba echarles agua, mantenerlos húmeros (…) nos tocó sacarlo de emergencia de donde estábamos porque llegó el Ejército y a los dos días murió”, contó a la agencia francesa, Johana con 35 años.
La mujer se unió a las FARC luego que dejó los estudios de bacteriología, porque su madre se quedó sin trabajo y no podía pagarle la escuela, por tanto hizo parte de los 500 guerrilleros que están en la zona veredal en Colinas, en el departamento del Guaviare, uno de los 26 puntos donde los siete mil rebeldes revolucionarios dejan sus armas en manos de la ONU y se hacen paso a la vida civil, nuevamente.
El destino como civil, de parte de los médicos, lo han trazado a Cuba. Japón colabora con la doctora que está a carga de la zona de concentración pero ha fijado su meta en ordenar sus documentos para optar a una de las 500 becas de que el régimen cubano ofreció a los rebeldes para estudiar carreras de medicina en Cuba.
Las becas “son la oportunidad de oro”, indica Mauricio Jaramillo; nombre con el que oculta su real identificación que es Jaime Parra, también guerrillero de la cúpula de las FARC y es uno de los que guio a Japón en procedimientos médicos. La oportunidad es valiosa para aquellos que ejercieron en la práctica la profesión durante el conflicto armado de más de medio siglo.
Apodado “El Médico” por la profesión que ejercer en el grupo guerrillero, es uno de los encargados de crecer el sistema de salud dentro de las FARC, que se remonta al año 2000, cuando incluso tenían un hospital con capacidad para 300 pacientes en el sur del país, revela AFP.
“En todos estos años preparamos a unas 150 personas que se quedaron como enfermeros, porque teníamos que preparar enfermeros para todas las unidades”, agregando que los suyos aprendiendo también laboratorio, cirugía, trauma entre otras especialidades.
Mery Quintero, de 47 años, dedicó 20 de su vida a las FARC y ve la oportunidad como un cambio de imagen. El ejercicio médico en las filas guerrilleras los rodean fantasmas silenciosos, “como lo abortos a los que se sometieron algunas combatientes para que la maternidad no afectara su desempeño en la confrontación armada”, señala la publicación.
“A pesar de que para el mundo entero éramos los peores, yo pienso que nosotros con todo lo que estamos haciendo estamos dejando como una huella diferente a todo lo que se imaginaban que éramos (…)”Trabajamos enfermería y eso nos da a nosotros (posibilidades) para contribuir al campesinado y al pueblo”. Dice Mery, mujer a la que le gustaría estudiar para cambiar el uniforme a rayas de combatiente, por una bata blanca de enfermera, aunque cree que eso se le dificultará porque solo cursó la primaria.
Redacción Cubanos Por el Mundo / Con información de AFP
