Desde el reciente anuncio realizado por el primer mandatario estadounidense Donald Trump, respecto a la política que regirán las relaciones bilaterales entre EEUU y Cuba, se evidenció que el cambio estuvo dirigido a evitar el comercio con las empresas bajo la estructura empresarial de las Fuerzas Armadas de Cuba (FAR) y tratar de favorecer el comercio con los cuentapropistas.
En realidad, fue un mensaje directo para el régimen castrocomunista, donde se dejó sentir que si quieren más, deben promover más cambios a lo interno de la isla. No obstante, la nueva política, dejó prácticamente todas las fichas en el mismo lugar, y una puerta abierta para el régimen totalitario.
EL CASO ESPECÍFICO DE GAESA
Con relación al Grupo de Administración Empresarial (GAESA), muchos expertos analistas, cubanólogos y medios de comunicación pensaron que sería afectada por las nuevas medidas de Trump. Sin embargo esto no es tan cierto, sobre todo al considerar que la nueva política hacia la isla, está basada en el mito de que mediante GAESA, los militares cubanos dominan el 60% de la economía cubana; algo que no es cierto.
De acuerdo con un artículo publicado por el portal Café Fuerte, los militares cubanos controlan determinados sectores estratégicos, como por ejemplo el 85 por ciento del mercado minorista, el 40 por ciento del sector hotelero dentro de la industria turística, la Zona Especial de Desarrollo del Mariel y el 27 por ciento de ETECSA, entre otros. No obstante, su poderío económico solo representa el 21 por ciento del Producto Interno Bruto cubano.
En tanto, el resto del aparato estatal controla el 61 por ciento de la economía, producto de las exportaciones de azúcar, níquel, derivados del petróleo, servicios médicos, ron, tabaco, mariscos, biotecnología, telecomunicaciones, etc.), mientras que el naciente sector de los cuentapropistas, aún con sus grandes limitaciones y vicisitudes de toda índole, representa el 18 por ciento del sector.
Todo este escenario, hace ver que realmente, tratar de restringir o evitar el comercio con las empresas que pertenecen a la estructura empresarial de los militares es muy complejo y, en la práctica, difícil de ejecutar. A manera de ejemplo, no sería fácil determinar sin un turista estuvo hospedado en alguno de los hoteles controlados por los militares o si cenó en un bar o restaurante controlado por ellos.
Por otra parte, activar un sistema para auditar a los viajeros norteamericanos implicaría un presupuesto multimillonario para la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OTFAC) del Departamento del Tesoro en momentos en que la entidad se ha quedado prácticamente sin personal especializado en la Mayor de Las Antillas.
Entretanto, las medidas pueden ser contrarrestadas muy fácilmente por el régimen cubano. La compañía Havanatur, turoperador encargado de gestionar el mercado estadounidense, puede sacar de su oferta todos los hoteles que pertenecen a la compañía Gaviota y sustituirlos por los hoteles de las otras tres cadenas turísticas (Gran Caribe, Cubanacán, e Isla Azul), que no pertenecen a los militares, según ejemplifica Café Fuerte.
Como de igual manera, podría hacer que el Ministerio del Turismo desvíe los turistas provenientes de Canadá y Europa hacia los hoteles de Gaviota y priorice a viajeros estadounidenses para ser recibidos en las otras cadenas hoteleras.
En fin, el régimen podría idear múltiples estrategias que le permitan salir airoso de estos “cambios” que EEUU perfiló como impactantes para afectar al capitalismo militar de Estado en Cuba, pero en realidad no es cierto. De hecho, dentro de estas vías, el castrocomunismo podría fácilmente hacer que la empresa CIMEX pase nuevamente a manos del Consejo de Estado y dejar de ser de GAESA como parte de las opciones de enmascaramiento empresarial o incluso, Gaviota podría convertirse en un holding independiente, fuera de la estructura de GAESA.
En definitiva, el régimen podría, incluso, cerrar o clausurar a GAESA, o transformarla en un conglomerado independiente, y convertir nuevamente a las FAR en un ministerio presupuestado, todo con la intención de escapar estratégicamente de las posibles afectaciones de la nueva política estadounidense respecto a la cercada isla.
Cubanos por el Mundo | Con información de cafefuerte