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El fufú de plátano de mamá

El fufú de platano de mamá
El fufú de platano de mamá

La memoria guarda palabras, imágenes, momentos especiales, también almacena olores y sabores capaces de transportarnos en el tiempo. Hay recuerdos que nos estremecen, por lo que significan en el ayer y en el momento actual; recordar es volver a vivir, valorar esos momentos con la experiencia y lo vivido de hoy. Eso somos al final, un montón de recuerdos.

Hace días una amiga, casi recién estrenada, me llevó al trabajo fufú de plátano. Nos saludamos y me dijo, te traje un poco de fufú de plátano. Llegó la hora del almuerzo, nos sentamos juntos a almorzar, tengo la suerte de tener buenos amigos que se encargan de mi alimentación durante la semana laboral. Comencé a saborear la comida, cuando probé el fufú, mis ojos se aguaron y me detuve unos segundos a disfrutar el momento. Mis amigos me preguntaron, ¿Qué pasa José? Nada, respondí, el fufú sabía exactamente igual al que hacía mi mamá, el último que recuerdo fue en el almuerzo que preparó para llevarnos para Varadero, en uno de mis viajes.

Ese sabor, ese gusto a comida de mamá me transportó a la mesa del comedor de mi casa en La Habana. Mis hermanas sentadas junto a mí, despreocupados y felices, mientras mami servía y preguntaba, ¿Cómo me quedó? Y yo, como siempre, le respondía, exquisito, ella sonriendo feliz. Si en aquel momento hubiera tenido noción que mamá no siempre podría cocinarnos, que un día una caída y dolores lucharían por llevarse su memoria y su sonrisa, tal vez exquisito no fuera mi respuesta, no sé qué palabra y qué gesto hubiera inventado para hacerla aún más feliz, todo lo feliz que una madre merece.

El recuerdo guardado por años del fufú de mamá me hizo niño y joven. Mamá vistió de juventud, se me hizo eterna y presente. Hoy, cuando hablamos, no le dije nada del fufú, no le conté que lloré en el recuerdo. Le volví a pedir que luchara por esperarme de pie en la sala, que quería abrazarla sin tener que inclinarme, como hacíamos antes; voy a tratar, fue su respuesta. Mamá no volverá a prepárame su fufú, ni ningún otro de sus platos, pero sé que luchará junto a nosotros para volver a andar. La desmemoria tendrá que enfrentarse con el amor de sus hijos y será derrotada.

Tal vez un día, mi amiga, en una de sus visitas a La Habana, pase por mi casa y le lleve a mami un poco de fufú y ella al probarlo sonría y diga; si Joseito lo prueba se creerá que lo hice yo.

Así entre olores y sabores van nuestras vidas, perfumadas siempre, por el olor de mamá y un montón de recuerdos.

Por 

Written by José Iturriaga

Nací y crecí en La Habana, la mayoría de mis escritos, giran, de un modo u otro, en torno a esta, mi ciudad. En el año 2000, emigré, esa fecha, marca un antes y un después en mi. Después de pensar un nombre a mi blog, me decidí por este, HABANERO2000.

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