Los subsidios concedidos para la construcción está colmado de irregularidades vinculadas tanto al proceso de otorgamiento, como con el cumplimiento de lo establecido en el contrato, lleno de trancas burocráticas que a final de cuentas afecta a las familias aspirantes, según reconocen autoridades ligadas al proceso en declaraciones que recoge el sitio de noticias oficial Cubadebate.
Según la publicación son más de 53 mil casos que han logrado hacerse con los subsidios y “han mejorado su hábitat”, dice, hay muchos casos como el de Idalberto Cejas Barba, residente en Santiago de Las Vegas, que continúan esperando.
A principios de 2012 el “gobierno” implementó una “nueva política de subsidios” para que ciudadanos “con baja solvencia económica” que ameritaban o necesitaban “construir, reparar, ampliar sus viviendas o pagar la mano de obra correspondiente”.
Entre 9 mil 800, para reparaciones de baños y cocinas, oscilaban las cantidad de subvenciones, hasta 85 mil pesos (moneda nacional), que incluía la sustitución de cubierta o reparación total de la vivienda.
María Josefina Aguilar Figueredo, jefa del Departamento de Subsidio en la Oficina de Vivienda de Plaza de la Revolución, explica que para solicitar el dinero hay que presentar original y fotocopia del título de propiedad, documento legal (carné de identidad), y tres cartas de solicitud donde se plantee su necesidad de reparación de la vivienda. El propietario es quien solicita el trámite.
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El proceso comienza al momento de que el ciudadano haga su solicitud. El expediente hace un recorrido por la Dirección de Trabajo y Seguridad Social, Consejo de la Administración Municipal (CAM), Banco, de nuevo Vivienda, y los rastros. Allí el suministro de los materiales fluctúa, ya que hay poca disponibilidad, y la situación con el transporte de esto es grave.
“Los beneficiados van al rastro con el documento que le da el banco (un vale de compra) y piden los materiales en el rastro. Con ese modelo regresan al banco y se les rebaja, del total, el dinero del coste por los materiales. Luego se le entrega otro modelo que tiene que llevar de vuelta al rastro para pagar los materiales y así concluir ese complicado proceso burocrático”, según precisa Cubadebate.
En el artículo del diario oficialista, explican la situación en que se encuentran las 78 familias que “permanecen en un limbo legal”, pero muchas de estas personas habitan en el edificio Lefont, en la Calzada del Cerro.
La Dirección Municipal de Salud, a final de la década de los 90, otorgó el inmueble a trabajadores de ese sindicato. Pero la mayoría de los inquilinos, que están en estado deplorable (expertos han declarado que el edificio está para demoler), no tienen la titularidad de sus respectivas viviendas.
Redacción Cubanos Por el Mundo